YANGÓN, MYANMAR
AGENCIA AP
Las fuerzas de seguridad de Myanmar reprimieron violentamente una manifestación contra el golpe de Estado en la segunda ciudad del país, con un saldo de tres heridos, dos de los cuales recibieron balazos con proyectiles de caucho en el pecho y el tercero sufrió una lesión en una pierna.
Los manifestantes se habían concentrado en una calle ancha fuera de un parque en Mandalay en primeras horas de la tarde, cuando llegaron las fuerzas de seguridad y empezaron a disparar proyectiles y lanzar grabadas aturdidoras para dispersar a la multitud.
Más tarde los vecinos hallaron balas y otros proyectiles en una de las calles principales y los mostraron a los periodistas.
Las víctimas recibieron tratamiento en una clínica privada. Uno de los hombres que recibió un balazo con proyectil de caucho en el pecho también tenía un vendaje en la cabeza. El hombre herido en una pierna estaba enyesado del pie a la rodilla, según se vio en una foto.
La confrontación puso de manifiesto las crecientes tensiones entre una revuelta popular cada vez mayor y los generales, que derrocaron al gobierno electo de Aung San Suu Kyi en una toma de poder que sorprendió a la comunidad internacional y revirtió décadas de avances democráticos.
En la víspera, partidarios de la junta militar atacaron a detractores con tirachinas, barras de metal y cuchillos e hirieron a varios de ellos. Fotos y videos publicados en redes sociales mostraron a grupos atacando a gente en el centro de Yangón mientras la policía observaba sin intervenir.
La violencia estalló cuando cientos de personas marcharon en apoyo a la sublevación militar. Llevaban carteles con las frases, en inglés, «Apoyamos a nuestros servicios de defensa» y «Apoyamos al Consejo de Administración Estatal», que es el nombre oficial de la junta.
El jueves en la noche, la policía se presentó en el vecindario de Tarmwe de Yangón donde trató de vaciar las calles de residentes que protestaban contra el nombramiento de un nuevo administrador militar para el distrito. Se realizaron varias detenciones cuando la gente se dispersó ante los agentes antimotines, que emplearon granadas flash para dispersar a la multitud.
No parecía que hubiese ninguna movilización a favor de la junta prevista para el viernes.
En Mandalay, la segunda ciudad de país, manifestantes contrarios al golpe tomaron también las calles el viernes. Entre ellos había un grupo de monjas budistas con carteles que decían «Necesitamos una acción de fuerza inmediata del ejército de EE. UU.». Otros asistentes mostraron pancartas con lemas como «Liberen a nuestra líder Aung San Suu Kyi», «Recen por Myanmar» y «Rechacen el golpe militar».
A mediodía, las fuerzas de seguridad habían bloqueado la principal avenida del centro de la ciudad para evitar concentraciones.
Suu Kyi no ha sido vista en público desde el golpe. Alrededor de medio centenar de seguidores celebraron una oración el viernes enfrente de su casa en Yangón. La laberíntica mansión, ubicada en University Avenue, es el lugar donde pasó varios años bajo arresto domiciliario durante gobiernos militares anteriores, y ha tenido durante mucho tiempo estatus de icono entre sus partidarios.
«Por la situación, en este día de luna llena le enviamos amor y recitamos las enseñanzas de Buda por Madre Suu, el presidente Win Myint y por todos los detenidos de formas ilegal», dijo Hmuu Sitt yan Naing, quien participó en el acto.
Se cree que Suu Kyi está detenida en la capital, Naipyidó. Esta previsto que comparezca ante un tribunal el lunes para responder a cargos presentados por la junta militar y que son ampliamente considerados como políticamente motivados.
Varias naciones occidentales impusieron sanciones o amenazaron con hacerlo, contra el Ejército birmano.