YANGÓN, Myanmar
Agencia AP
Miembros de un grupo que respalda a la junta militar de Myanmar atacaron e hirieron hoy a personas que protestaban contra el golpe militar del 1 de febrero, que derrocó al gobierno electo de Aung San Suu Kyi. Los ataques en la ciudad más grande del país dejaron al menos varios heridos.
El caos complicaba un pulso ya difícil entre el Ejército y un movimiento de protesta que ha celebrado grandes marchas a diario para reclamar que la restitución del gobierno de Suu Kyi.
Otros miembros de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) han instado a la cúpula militar de Myanmar a hacer algunas concesiones para ayudar a aliviar tensiones. El grupo de 10 países ve el diálogo con los generales como un método más eficaz de alcanzar un compromiso que métodos más agresivos como las sanciones que suelen defender las naciones occidentales.
Fotos y videos compartidos en medios sociales mostraban las agresiones y los heridos en el centro de Yangón, mientras la policía se mantenía a un lado sin intervenir. Los agresores utilizaron tirachinas y llevaban barras de hierro, cuchillos y otros objetos afilados.
Un video muy difundido mostraba a un hombre apuñalado ante un edificio de oficinas cerca de un importante cruce en la calle que lleva a la Pagoda Sule, un punto señalado en las protestas contra el golpe. En un primer momento se desconocía el número de heridos y su estado.
Según los testimonios y fotos compartidos en medios sociales, la situación comenzó con una marcha de cientos de personas en apoyo del golpe. Llevaban carteles en inglés con los lemas «Apoyamos a nuestros servicios de defensa» y «Apoyamos al Consejo de Administración Estatal», el nombre oficial de la nueva junta gobernante.
Los manifestantes contrarios al golpe han empleado muchos mensajes en inglés para sus carteles de protesta y memes en internet, en un intento evidente de ganar apoyo internacional.
Según reportes, los participantes en la marcha promilitar fueron abucheados por la gente que había cerca de la Estación Central de la ciudad, a lo que respondieron con tirachinas, piedras y persiguiendo a los que les habían gritado. Un video mostraba grandes grupos a favor y en contra del golpe en el lugar.
Los defensores del Ejército ya se habían reunido en las calles antes, especialmente en los días anterior y siguiente al golpe, pero no habían empleado la violencia de forma tan patente.
Los detractores del Ejército afirman que paga a gente para que cometa actos violentos, unas acusaciones difíciles de verificar. Estas alegaciones comenzaron durante episodios previos de violencia, como un intento fallido de alzamiento contra el Ejército en 1988 y una emboscada a la caravana de Suu Kyi en una remota zona rural en 2003, cuando ella intentaba movilizar a sus seguidores contra el régimen militar que entonces ostentaba el poder.
Esas confrontaciones ponían en peligro los esfuerzos diplomáticos para buscar una salida dialogada a la crisis.