Por REGINA GARCÍA CANO
CIUDAD DE MÉXICO
Agencia AP
Ecuador se encamina hacia un balotaje presidencial que por el momento ha arrojado resultados decepcionantes para casi todos los involucrados en un momento en que el país, golpeado por los problemas económicos antes incluso de la pandemia, trata de encontrar su rumbo.
El partido de izquierdas que ganó las cuatro últimas elecciones generales es el claro favorito para la segunda vuelta el 11 de abril, pero su candidato, Andrés Arauz, apenas logró el 33% de los votos en la primera votación el 7 de febrero.
Un conservador que perdió en los dos últimos comicios presidenciales, Guillermo Lasso, sacó algo menos del 20% de los votos, lo que le da un escaso margen para lograr el otro puesto en la boleta del balotaje.
Yaku Pérez, aspirante de un movimiento ambientalista e indígena, obtuvo un inesperado buen resultado, pero por el momento está un poco por detrás de Lasso en la pugna por entrar a la segunda vuelta. Eso ha provocado acusaciones de fraude por parte de los seguidores de Pérez, que forman parte de un movimiento que encabezó grandes desafíos a una serie de gobiernos, derrocando a presidentes en al menos dos ocasiones en las últimas décadas.
Las autoridades electorales seguían tratando de decidir el martes el alcance y las reglas para un recuento parcial de los votos de la primera ronda que determine si será Pérez o Lasso quien se mida a Arauz en abril. El Consejo Nacional Electoral tiene hasta el miércoles — 10 días después de la votación — para procesar las boletas y certificar quién avanzará al balotaje.
No importa quién gane. «El panorama es muy oscuro desde este momento», dijo Grace M. Jaramillo de la Universidad de la Columbia Británica, quien antes dirigió el departamento de Relaciones Internacionales de una importante universidad ecuatoriana. «Bajo los tres diferentes escenarios, Ecuador va a enfrentar un momento muy dificil en los próximos cuatro años. Es muy pesimista con Arauz, Yaku o Lasso».
Arauz cuenta con el apoyo del expresidente Rafael Correa, un exaliado del cubano Fidel Castro y del venezolano Hugo Chávez que sigue teniendo mucha influencia a pesar de una condena por corrupción que le llevó a marcharse a Bélgica, lejos del alcance de la fiscalía ecuatoriana.
En su programa, Arauz propone hacer que los ricos paguen más impuestos, reforzar las protecciones al consumidor, la banca pública y las organizaciones locales de crédito y ahorro, y alejarse de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional.
Correa llegó a la presidencia en 2007 y fue reelegido en dos ocasiones con amplias mayorías. Durante gran parte de sus mandatos hubo un importante crecimiento y una disminución de la pobreza, pero fue acusado de un creciente autoritarismo y de represión hacia grupos indígenas y la prensa.
Su sucesor, al que él mismo eligió, Lenín Moreno, ganó en 2017 pero se alejó de su mentor hacia políticas más favorables al mercado que fracasaron en un momento de grandes deudas y precios bajos del petróleo ecuatoriano. Se enfrentó con Correa y decidió no optar a la reelección.
La versión de las políticas de izquierda de Correa solía chocar con la de los movimientos indígenas y ambientalistas, alarmados por los avances petroleros y mineros. El partido Pachakutik de Pérez y otros movimientos han convocado protestas, algunas de las cuales terminaron con importantes disturbios, contra una serie de gobiernos de izquierda y derecha.
«Están totalmente en contra de cualquier candidato que esté con Rafael Correa», dijo Jaramillo sobre los grupos indígenas y sus seguidores de izquierdas. «Esta es una votación en contra de alguien, no a favor de nadie».
En octubre de 2019, las comunidades indígenas encabezaron protestas que obligaron al gobierno de Moreno a dar marcha atrás en una iniciativa para acabar con los subsidios al combustible.
Lasso vuelve a presentarse a la presidencia tras una larga carrera en los negocios, la banca y el gobierno. Defiende las políticas de libre mercado y el acercamiento del país a los organismos internacionales.
Correa fue condenado en ausencia en abril a ocho años de cárcel por su papel en lo que los fiscales describieron como una elaborada trama que exigió millones de dólares a empresarios a cambio de contratos para grandes proyectos de infraestructuras entre 2012 y 2016. El expresidente calificó las acusaciones de falsas y con fines políticos.
Pérez y Lasso acordaron el viernes solicitar un recuento total para la provincia costera de Guayas, donde el candidato conservador tiene un fuerte apoyo, y pedir la verificación del 50% de los votos en otras 16 provincias. Pero Lasso pareció retirar su respaldo a algunos de esos recuentos.