Personas con mascarillas para protegerse del COVID-19 aguardan a cruzar una calle en la vía peatonal Madero, en el centro de la Ciudad de México. Foto La Hora/AP/Rebecca Blackwell.

CIUDAD DE MÉXICO
Agencia AP

México redujo ayer su nivel de alerta por COVID-19 en la mitad de los estados del país ya que, según las autoridades sanitarias, ha disminuido el ritmo de contagios y la cantidad de hospitalizados en muchos lugares, entre ellos la Ciudad de México y el Estado de México.

Por eso, entidades como la capital anunciaron la apertura a partir de la próxima semana de gimnasios, piscinas cubiertas e iglesias, y los restaurantes podrán operar en exteriores hasta las 10 de la noche. La Ciudad de México ya abrió esta semana —con restricciones y controles— espacios como los centros comerciales.

«La epidemia sigue, pero va, por lo menos en este momento, a la baja; la vacunación va para adelante. Sigamos con calma, optimistas, pero con prudencia y disciplina», resumió el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell, vocero del gobierno federal para la pandemia.

Sin embargo, las cifras no tienen un cariz optimista: México supera ya los 1,9 millones de contagios con al menos 172.557 muertes confirmadas por COVID-19, aunque las propias autoridades reconocen que la cifra real de fallecidos es mucho mayor. La letalidad se mantiene en un 8% de los diagnosticados.

El gobierno está tratando de acelerar el programa de inoculación con la autorización de dos nuevas vacunas esta semana (las chinas de CanSino y Sinovac) y la llegada de más lotes. Dos millones de dosis de la de CanSino arribaron el jueves para ser envasadas en México; el domingo se esperan medio millón de las de AstraZeneca, y la próxima semana se reanudará la recepción de las de Pfizer, las únicas aplicadas hasta el momento.

En total, menos de 86.000 personas han sido inmunizadas de forma completa, lo que supone un porcentaje mínimo en un país con 126 millones de habitantes

López-Gatell aprovechó la conferencia del viernes para alertar que habían detectado intentos de fraude en internet con plagios de los sitios web de reconocidos laboratorios para ofrecer inoculaciones, y por eso recordó que en México no hay ninguna vacuna contra el COVID-19 salvo la que ofrece el gobierno.

De 13 estados que estaban en el nivel máximo (rojo), sólo quedaron dos —Guanajuato (en el centro) y Guerrero (en el suroeste)—, aunque el subsecretario advirtió que eso no quiere decir que se deba bajar la guardia porque ocho entidades de las 21 que hay en el nivel naranja están en riesgo de volver al rojo si no se respetan todas las recomendaciones para evitar contagios.

El semáforo de cuatro colores -rojo, naranja, amarillo y verde- condiciona las actividades que se pueden llevar a cabo en cada lugar, aunque de forma muy general porque en México no se decretaron cuarentenas obligatorias y son las autoridades estatales y locales las que acaban decidiendo qué autorizan y qué no.

La mayoría de los estados fronterizos tanto en el norte como en el sur del país disminuyeron su nivel de riesgo, salvo los de la Península de Yucatan, en el sureste, que se mantuvieron sin cambios.

El único estado en verde es Chiapas, fronterizo con Guatemala, el nivel en que teóricamente ya se podrían reactivar las escuelas, aunque aún no ha ocurrido. López-Gatell dijo que ya se trabaja en ello.

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