Por SYLVIA HUI
LONDRES
Agencia AP
En una pandemia, las personas sin hogar se enfrentan a un olvido mayor al que ya sufren habitualmente. Pero no por parte de doctores como Anil Mehta, que se embarcó en la misión para llevar la vacuna contra el coronavirus a aquellos a los que es más difícil llegar y que suelen tener mayor riesgo de enfermar en el este de Londres.
Mehta, médico generalista, y su pequeño equipo de doctores y enfermeras han acudido a centros para sin techo en su zona, donde hay una elevada tasa de contagios de COVID-19, ofreciendo una vacuna gratis a docenas de personas que de otro modo quedarían fuera de la masiva campaña de vacunación británica.
«Quedarán olvidados si no los encontramos de forma proactiva», afirmó Mehta. «Realmente no tienen nada a su favor en términos de atención médica. Encontrarlos es absolutamente esencial para lo que necesitamos conseguir en nuestros barrios».
Las personas sin hogar no están en la lista de grupos prioritarios para el plan de vacunación del gobierno británico, que actualmente incluye a mayores de 70 años, residentes en centros de ancianos, personal médico de primera línea y trabajadores sociales, así como gente con problemas médicos preexistentes.
Como quienes duermen en la calle o en albergues no tienen una dirección en la que los doctores puedan localizarlos, algunas autoridades locales han empezado a movilizar a equipos de vacunación itinerantes para identificar a las personas clínicamente vulnerables entre ellos para que puedan tener acceso a la vacuna.
El gobierno británico pidió el mes pasado a las autoridades locales que acomoden a la mayor cantidad posible de personas sin techo y les ayuden a registrarse con un médico ante el descenso de las temperaturas y la propagación de una variante más contagiosa del virus que provocó un repunte de los casos en el país, señaló la organización benéfica Homeless Link. Pero no ha habido una estrategia clara para garantizar la inmunización de este grupo, y eso supone que las autoridades adoptan enfoques distintos según la zona, agregó.
«Creemos que se necesita un enfoque específico de la vacunación para proteger a la gente sin hogar», dijo Rick Henderson, director ejecutivo de la ONG.
«La gente sin hogar es mucho más propensa a padecer enfermedades crónicas como asma, problemas cardíacos y accidentes cardiovasculares, y envejecen antes. Además, el uso de alojamientos comunitarios como albergues aumenta su riesgo de contraer el COVID-19», apuntó.
En los confines del noreste de Londres, que ha registrado una de las tasas de contagio más altas de Inglaterra, Mehta y su equipo han estado ocupados trabajando fuera de su clínica. La semana pasada vacunaron a más de 200 sin techo y trabajadores sociales en dos centros comunitarios, y tienen pensado llegar a otros 70 más la próxima semana.
Mehta está contento con el progreso logrado hasta el momento.
«Estos son grupos muy difíciles de localizar, pueden estar en sitios diferentes, hoy están aquí y al día siguiente pueden ir al centro de Londres», señaló. «Estamos persiguiéndolos».
A principios de semana, el gobierno británico instó también a todos los que viven de forma ilegal en el país a registrarse con un médico para vacunarse, con la promesa de que no se revisará su estatus migratorio ni se les deportará. No estuvo claro a cuánta gente afecta esta política: la última estimación oficial, de 2005, sugería que había alrededor de 430.000 residentes sin permiso.
Por el momento, más de 12 millones de personas han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus en el país. Las autoridades dicen que están en el camino para administrar la primera dosis a 15 millones de personas de grupos prioritarios para el lunes, y fijaron el objetivo de vacunar a todos los adultos para el otoño.