El farmacéutico Bhaveen Patel administra una dosis de la vacuna contra el COVID-19 de Oxford/AstraZeneca a Joshua Labor, en una clínica de vacunaciones en la Junction Pharmacy en Brixton, Londres. Foto La Hora/Dominic Lipinski/PA vía AP.

Por DANICA KIRKA y LAURAN NEERGAARD
Agencia AP
La vacuna de AstraZeneca ofrece más que una inmunización al coronavirus: al parecer inhibe la posibilidad de contagio y protege por tres meses en base a una sola dosis, informaron expertos el miércoles en un alentador avance en la lucha contra la enfermedad.

Las conclusiones preliminares de la Universidad de Oxford, una de las fabricantes de la vacuna, parecen vindicar al gobierno británico en su decisión de demorar la segunda dosis por 12 meses para dar tiempo a que más gente reciba la primera inyección. Hasta ahora el lapso entre una y otra dosis era de cuatro semanas.

El estudio también podría arrojar luz sobre una de las grandes incógnitas en torno a las vacunas: ¿realmente ayudarán a frenar la propagación del coronavirus?

Por otra parte, no queda claro qué implicación tiene la averiguación más reciente sobre las otras dos vacunas usadas masivamente en el mundo occidental: la de Pfizer y la de Moderna.

En Estados Unidos, el doctor Anthony Fauci, director del Instituto de Alergias y Enfermedades Infecciosas, descartó que se vayan a postergar las segundas dosis, insistiendo en que “acataremos lo que nos dice la ciencia” y los datos procedentes de dos pruebas clínicas. Las vacunas de Pfizer y Moderna consisten en dos dosis, una cuatro semanas después de la otra.

Aun así, el examen parece ser un avance en la frenética lucha por detener la propagación del virus. Además, asoma la posibilidad de reducir la escasez de vacunas y de aumentar el índice de inoculaciones.

Los fabricantes de las tres vacunas han asegurado que las pruebas clínicas indican que las inyecciones tienen una eficacia de entre 70% y 95% en cuanto a proteger a una persona de enfermedades causadas por el virus. Pero lo que no queda claro es si las vacunas también impiden la transmisión del virus, es decir, si alguien inoculado puede a pesar de ello adquirir el virus sin enfermarse, y por lo tanto ser capaz de contagiar a otra persona.

Es por ello que los expertos recomiendan que la gente, incluso los que ya hayan recibido la vacuna, siguen usando las mascarillas y manteniendo el distanciamiento social.

El estudio de Oxford halló que la vacuna no sólo bloquea la manifestación de la enfermedad sino que además parece reducir en dos tercios las probabilidades de transmisión.

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