Por STEPHEN GROVES
PIERRE, Dakota del Sur, EE. UU.
Agencia AP
Jim Thompson, un fiel votante republicano de Dakota del Sur, está listo para dejar el partido con la esperanza de que un éxodo de partidarios de Donald Trump como él castigue al político preeminente del estado, el senador John Thune, por desafiar al expresidente.
Thompson, un locutor retirado, vio los llamados de Trump a sus simpatizantes a ir a Washington para evitar que el Congreso certificara la victoria electoral de Joe Biden, lo que resultó en un letal asalto al Capitolio el 6 de enero. Pero mientras el Congreso intenta responsabilizar a Trump por sus acciones, Thompson ve una agenda para desterrar al expresidente de la política y devolver el partido a figuras del establishment como Thune, el segundo líder republicano en el Senado.
«Estábamos cansados de la forma en que iban las cosas, estábamos cansados de la politiquería y los discursos de siempre», dijo Thompson.
Thune fue uno de los republicanos que condenó la insurrección en el Capitolio, calificándola de «horrorosa» y prometiendo «pedir cuentas a los responsables». Pero como la mayoría de sus colegas republicanos, el senador dijo la semana pasada que no estaba hablando de Trump.
A excepción de cinco senadores republicanos, todos votaron en contra de llevar a cabo un juicio político al expresidente. Si bien sus votos no fueron suficientes para detener el proceso, fue un marcado contraste con los pedidos anteriores de castigar a Trump. Es fácil encontrar la razón de su decisión en las pequeñas ciudades de Dakota del Sur, donde los votantes leales a Trump decidirán si envían a Thune de regreso al Senado el próximo año.
Si bien los líderes republicanos en Washington coquetearon con castigar a Trump, muchos de sus electores nunca lo soñaron. Creen las falsas afirmaciones de Trump de fraude electoral y de que los atacantes del Capitolio fueron de izquierda. Consideran que el intento de culpar a Trump por el suceso es simplemente otro ataque a una figura que los republicanos del establishment nunca aceptaron.
«Creo que todo el asunto del juicio político es una broma», dijo David Buchanan, presidente de una pequeña escuela bíblica en Dakota del Sur, quien exhibe con orgullo una bandera de Trump sobre su casa. «Están tratando de destruir al presidente Trump. Lo ven como una amenaza».
Buchanan se encuentra entre aquellos a quienes les gustaría escuchar a los republicanos emprender una defensa más sólida de Trump. En cambio, la mayoría de los legisladores ha argumentado que un juicio político es inconstitucional, no que Trump sea inocente de los disturbios.