Una multitud de personas colma la playa de Ipanema en Río de Janeiro, Brasil, en medio de la pandemia de COVID-19. Foto La Hora/AP/Silvia Izquierdo.

Por DAVID BILLER y BERT WILKINSON
RÍO DE JANEIRO
Agencia AP

Los países vecinos de Brasil han comenzado a restringir los viajes internacionales en medio de la inquietud suscitada por la propagación de una nueva variante del coronavirus que a decir de expertos podría ser más contagiosa y estar impulsando una segunda ola de infecciones.

El gobierno de Guyana cerró el viernes su frontera con el país más grande de América del Sur, dos días después de que Colombia suspendiera los vuelos de pasajeros hacia y desde Brasil; ambas naciones atribuyeron sus medidas a la nueva variante. El gobierno de Argentina decidió reducir a la mitad los vuelos a Brasil a partir del 1 de febrero, de acuerdo con un despacho del 27 de enero de la agencia noticiosa estatal Telam. Y Perú prohibió el 26 de enero el tránsito aéreo procedente de Brasil; el gobernador del departamento peruano de Loreto, fronterizo con territorio brasileño, solicitó al gobierno que también cerrara los cruces terrestres.

Estas medidas drásticas fueron adoptadas en un momento en que Manaos, la ciudad más grande en la selva del estado de Amazonas y epicentro de la nueva variante, sufre una brutal segunda ola de infecciones. Los hospitales rebasados en su capacidad de atención se estaban quedando este mes sin existencias de oxígeno, debido a lo cual docenas de pacientes fallecieron de asfixia. El gobierno ha procurado reabastecer oxígeno con un plan ad hoc, pero la situación sigue siendo muy incierta y las familias de los pacientes buscan tanques por su cuenta, aunque en menor número que hace unas semanas.

Se conjetura que Manaos pudiera ser meramente la primera ciudad devastada por esta nueva variante. Otras ciudades de la región amazónica de Brasil han resultado muy afectadas, como Porto Velho, capital del estado vecino de Rondonia. Al igual que Manaos, Porto Velho comenzó a transportar a pacientes por aire a hospitales fuera del estado. El ex ministro de Salud de Brasil, Luiz Henrique Mandetta, dijo el jueves al periódico O Globo que la nueva variante podría causar en 60 días una «megaepidemia» en todo Brasil.

La alarma va en aumento, y aún falta que los científicos estudien a fondo las características de la mutación. Los virus mutan constantemente, y a menudo surgen nuevas versiones, llamadas variantes, de las cuales casi todas no son más peligrosas que sus iteraciones anteriores.

La variante brasileña fue identificada primero en cuatro viajeros que habían estado en Brasil y a los que se les hicieron pruebas en un aeropuerto en las afueras de Tokio. También fue detectada en un paciente que vive en la zona de Minneapolis-St. Paul, dijo esta semana el Departamento de Salud de Minnesota en un comunicado. La variante contiene un conjunto de mutaciones que podrían afectar la capacidad de los anticuerpos para reconocerla, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés). A las autoridades de salud también les preocupan las variantes registradas inicialmente en Gran Bretaña y Sudáfrica.

Felipe Naveca, investigador del instituto estatal Fiocruz Amazonia en Manaos, dijo esta semana en una entrevista con The Associated Press que la nueva variante fue encontrada en dos terceras partes de 90 muestras tomadas entre diciembre y mediados de enero. De las muestras tomadas sólo en enero, fue detectada en 91%. Naveca dijo que al parecer la variante es más contagiosa, por la frecuencia con la que se le ha encontrado y los indicios de que las variantes británica y sudafricana tenían mutaciones similares.

La mayoría de las muestras analizadas en el laboratorio de Naveca provenían de Manaos, pero la nueva variante también fue encontrada en ciudades más al interior de la Amazonía, como Sao Gabriel Cachoeira, en la frontera con Colombia.

Sylvain Aldighieri, subdirector del departamento de emergencias médicas de la Organización Panamericana de la Salud, dijo que sigue siendo muy pronto para determinar si la variante está acelerando la propagación del virus y señaló que es necesario hacer más secuencias genéticas. Sin embargo, exhortó a los gobiernos a que se mantengan alertas.

En entrevista con la AP el viernes, el ministro de Salud de Guyana, Frank Anthony, indicó que laboratorios privados locales ya han dicho que están equipados para efectuar pruebas con el fin de detectar las nuevas variantes. La suspensión inicial de 30 días incluye un incremento de los patrullajes fronterizos a cargo de soldados y policías.

«No tenemos evidencia todavía de que la nueva variante del virus que causa el COVID-19 esté aquí, pero sólo estamos siendo cautelosos», apuntó.

Anthony reconoció que la frontera de 1.606 kilómetros (1.000 millas) es prácticamente imposible de patrullar. Miles de guyaneses y brasileños utilizan el puente oficial sobre el río Tacutu para cruzar a diario hacia Guyana, mientras que otros simplemente cruzan otros ríos pequeños que separan a ambas naciones sudamericanas para comerciar, visitar a parientes o trabajar. Muchas personas de cada país viven en una de las naciones y trabajan en la otra, así que cruzar es normal para muchas de ellas.

Las autoridades de Bolivia y Venezuela, que comparten dos de las tres fronteras más largas de Brasil, no han anunciado cambio reciente alguno a sus restricciones.

José Gregorio Díaz Mirabal, coordinador general de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca del Amazonas, advirtió esta semana que no se ha implementado una barrera efectiva.

«No hay garantía de que la nueva variante no llegue a la frontera (de Brasil) con Venezuela, con Colombia, Surinam, Guyana», señaló Díaz Mirabal, que pertenece a la etnia wakuenaí kurripako, en una conferencia por Zoom con reporteros.

Artículo anteriorEl Parlamento de Portugal aprueba la legalización de la eutanasia
Artículo siguienteCorte de apelaciones de Estados Unidos avala expulsar a niños solos