MADRID
Agencia DPA/Europa Press
El Parlamento de Portugal aprobó ayer el proyecto que legaliza la muerte asistida, lo que deja el texto ya en manos del Presidente, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, que tiene la última palabra antes de la promulgación definitiva.
Portugal aspira a ser el cuarto país de Europa en despenalizar la eutanasia, con una norma que abre la posibilidad a que las personas mayores de 18 años con enfermedades incurables o situaciones de sufrimiento grave soliciten asistencia a un médico para quitarse la vida.
El proyecto ha salido adelante con 136 votos a favor, 78 en contra y cuatro abstenciones. Las dos principales formaciones políticas, el gobernante Partido Socialista (PS) y el opositor Partido Social Demócrata (PSD), han dado vía libre a sus diputados para que voten en conciencia, lo que ha llevado a que varios socialistas se desmarcasen del ‘sí’ y a que algunos conservadores respaldaran en cambio la medida.
El Bloque de Izquierda, la formación Personas-Animales-Naturaleza (PAN) y el Partido Ecologista Los Verdes (PEV) también se han pronunciado a favor, mientras que el Centro Democrático Social (CDS), el ultraderechista Chega y el Partido Comunista han votado en contra, según la televisión lusa.
Rebelo de Sousa, que el domingo precisamente logró ser reelegido para un segundo mandato como jefe de Estado, debe ahora pronunciarse. De ideología conservadora y católico practicante, puede solicitar al Tribunal Constitucional que se pronuncie e incluso vetar el texto, si bien este rechazo podría ser revertido en el Parlamento.