MANILA, Filipinas
Agencia AP
Los contagios de coronavirus en Filipinas superaron los 500,000, un sombrío hito alcanzado mientras crecían las críticas al gobierno por no haber lanzado de inmediato un programa de vacunación en medio de una pugna global por las vacunas contra el COVID-19.
El Departamento de Salud reportó el domingo 1.895 nuevos casos, elevando el total confirmado en el país a 500.577, el segundo más alto del sureste asiático. Al menos 9.895 personas han muerto.
Filipinas está negociando con siete empresas chinas y occidentales para asegurarse 148 millones de dosis de vacuna, pero los esfuerzos se han visto marcados por la incertidumbre y la confusión. El mes que viene podrían llegar unas 50.000 dosis de la firma china Sinovac Biotech Ltd., seguidas por otros cargamentos mucho mayores, según el gobierno. Sin embargo, hay preocupaciones en torno a la efectividad del fármaco.
El presidente, Rodrigo Duterte, ha dicho que conseguir las vacunas es difícil porque los países ricos se han asegurado antes grandes cantidades de dosis para su población.
Los guardias de élite que protegen a Duterte han admitido que se les vacunó con una vacuna contra el COVID-19 aún no autorizada para garantizar que no contagian al presidente, de 75 años. El vocero de Duterte y otros funcionarios han negado que el propio presidente se haya vacunado.
Las vacunaciones ilegales han provocado un revuelo de críticas, aunque se conocen pocos detalles, como qué tipo de vacuna se utilizó y cómo la consiguieron los guardias. Algunos senadores iniciaron una comisión de investigación, pero Duterte ordenó a los guardias que no comparecieran ante el Senado.
En Japón, el primer ministro, Yoshihide Suga, prometió controlar la pandemia y celebrar este verano los aplazados Juegos Olímpicos con una amplia protección contra el coronavirus.
En un discurso para iniciar el curso parlamentario, Suga dijo que su gobierno revisará las leyes para asegurarse de tener medidas contra el virus que puedan aplicarse con sanciones e indemnizaciones.
Al inicio de la pandemia, Japón pudo contener los contagios con peticiones no vinculantes a la gente de que se quedara en casa, y a los negocios de que cerrasen u operasen con distanciamiento social. Pero en las últimas semanas se han producidos varios repuntes de los casos diarios, atribuidos en parte a una actitud más relajada en las medidas contra el virus, y crece el temor a que se expandan variantes más contagiosas mientras la gente espera a ser vacunada, con los Juegos cada vez más cerca.
Suga dijo que su gobierno espera iniciar las vacunaciones a partir de finales de febrero. Japón ha confirmado más de 330.000 contagios y 4.500 muertes por COVID-19, cifras que han ido creciendo en los últimos meses, aunque siguen estando muy por debajo de muchos otros países de su tamaño.
Por su parte, una provincia china que sufre un repunte en los casos de coronavirus reinstauró las duras restricciones sobre bodas, funerales y otras reuniones familiares, amenazando a los infractores con presentar cargos penales. El aviso del alto tribunal de Hebei no incluía detalles concretos, aunque señaló que todas las reuniones sociales quedaban reguladas para impedir más contagios del virus.
Hebei ha sufrido uno de los brotes más graves en los últimos meses, en medio de los preparativos para evitar una expansión mayor del virus durante el feriado del Año Nuevo Lunar. Las autoridades han pedido a los ciudadanos que no viajen, adelantado en una semana el cierre de escuelas y realizado pruebas diagnósticas masivas.
Hebei reportó otros 54 casos en las 24 horas previas, según dijo el lunes la Comisión Nacional de Salud, mientras que la provincia norteña de Jilin informó de 30 casos y Heilongjiang, más al norte, reportó siete.
Beijing registró dos casos nuevos, y la mayoría de edificios y complejos residenciales exigían ya una prueba negativa del virus para entrar.