Por THOMAS BEAUMONT y JIM SALTER
O’FALLON, Missouri, EE.UU.
Agencia (AP)
Un correligionario republicano lo fustigó en el mismo Senado. La junta editorial de un diario de su estado dijo que tenía «sangre en sus manos». Pero lo que seguramente más le dolió a Josh Hawley, el senador de Missouri cuyo cuestionamiento del Colegio Electoral contribuyó a desencadenar la toma del Congreso, fueron las palabras de su mentor.
«Apoyar a Josh Hawley… fue la peor decisión que tomé en mi vida», expresó el exsenador de Missouri John Danforth en declaraciones a la Associated Press el jueves. «Conscientemente apeló a lo peor que tenemos. Trató de distanciarnos y socavó la fe de la gente en nuestra democracia. Causó un gran daño».
Con excepción de Donald Trump, quien alentó a sus partidarios poco antes de que tomasen por asalto el Capitolio, ningún otro político ha sido responsabilizado por lo sucedido tanto como Hawley. Senador de 41 años que cumple su primer término y que se había mantenido en un segundo plano hasta ahora, en poco tiempo pasó a ser uno de los partidarios de Trump más estridentes y probablemente resulte uno de los que peor salen librados de lo acontecido el 6 de enero en Washington.
«Sus acciones tendrán consecuencias políticas», pronosticó Alice Steward, estratega republicana que asesoró al senador Ted Cruz durante su fallida postulación a la presidencia en el 2016. «La decisión inicial de oponerse a la voluntad popular fue muy equivocada. Y su apuesta después de la insurrección, en que siguió con esta farsa, es falaz y peligrosa».
Hawley era considerado una figura muy prometedora del partido Republicano cuando derrotó a la senadora demócrata Claire McCaskill en el 2018. Abogado que estudió en Stanford y Yale, era joven, ambicioso y astuto. Sorprendió a muchos cuando fue el primero en decir que apoyaba las denuncias falsas de fraude electoral y obligó a la cámara baja y al Senado a hacer votaciones destinadas a fracasar.
Su apoyo a los cuestionamientos del proceso electoral fue visto como una forma de congraciarse con los partidarios de Trump, que dominan la base republicana. Su actitud le dio de inmediato proyección nacional. Junto con Cruz, encabezó los esfuerzos de una docena de senadores que impulsaron los cuestionamientos de los resultados de las elecciones.
Al llegar al Capitolio el miércoles, Hawley alentó a los manifestantes congregados frente al edificio, levantando su dedo y su puño. Su plan, no obstante, quedó en la nada al poco tiempo, cuando la turba trumpista irrumpió en el edificio y obligó a suspender la sesión del Congreso. Cuando se reanudó la sesión, después de que muriese una mujer baleada por la policía y de que partes del Senado fuesen destruidas, el apoyo a los reclamos de Trump se había desvanecido.
Decenas de juzgados, de funcionarios electorales e incluso el propio exsecretario de justicia de Trump William Barr han dicho que no hay evidencia alguna de un fraude electoral generalizado. De todos modos, Hawley pidió a sus colegas del Senado que «considerasen las inquietudes de tantos millones de estadounidenses» e investigasen la votación.
Su postura fue rechazada de inmediato desde su propio partido. Muy cerca suyo, el senador Mitt Romney criticó duramente a quienes se resistían a convalidar la victoria del presidente electo Joe Biden.
Romney acusó a Trump de alentar una insurrección y dijo que «quienes deciden seguir apoyando esta peligrosa apuesta objetando los resultados de una elección democrática legítima serán vistos por siempre como cómplices de un ataque sin precedentes a nuestra democracia».
«Ese será su legado», acotó.
En un partido Republicano muy dividido, esa tal vez no sea la postura dominante. En Missouri, un estado que Trump ganó por casi 16 puntos, algunos dicen que la actitud de Hawley no tiene nada reprochable.
«Responsabilizar al senador Hawley por la gente que vino al Capitolio a romper vidrios, que lucía cascos y trató de ingresar por la fuerza, es absurdo», afirmó el representante estatal republicano Justin Hill, quien desistió de participar en su propia ceremonia inaugural para ir a la protesta de Washington.
Hill dijo que Hawley estaba «defendiendo la constitución».
Igual que Danforth, otro senador republicano, Shamed Dogan, de Ballwin, suburbio de San Luis, dijo que lamentaba haber apoyado a Hawley.
«Nunca lamenté tanto una votación, y con tanta rapidez, como mi voto por @HawleyMO en el 2018», expresó en un tuit. «Su negativa a aceptar la legitimidad de la elección de Joe Biden, incluso después de la violencia de hoy, es vergonzosa».
La andanada continuó. La asociación de estudiantes de abogacía de la facultad de derecho la Universidad de Missouri, donde enseñaba Hawley, emitió un comunicado pidiendo su renuncia.
El diario Kansas City Star dijo que Hawley era el segundo responsable más importante de la toma del Capitolio, solo detrás de Trump, y destacó que el senador había pedido aportes a esa causa cuando la turba asediaba el Congreso.
«¡Esto no gira en torno a mí! Tiene que ver con la gente a la que sirvo, procuro garantizar la confianza en nuestras elecciones», dijo Hawley en un correo electrónico mientras miles de personas avanzaban por la Avenida Pensilvania tras participar en un acto de Trump frente a la Casa Blanca. «Por eso estoy aquí, en nombre de la gente que sirvo, para transmitir sus inquietudes… Por convicción. Por principios. Por nuestro país. Por SU VOTO».
La editorial Simon & Schuster, por su parte, suspendió la publicación de un libro de Hawley, «La tiranía de las Big Tech», sobre las grandes empresas tecnológicas.
Danforth, quien sirvió tres términos en el Senado, dijo que recordaba lo mucho que le había impresionado Hawley la primera vez que lo vio en una cena, cuando Hawley era un estudiante de derecho. Contó que le recordó a un viejo amigo, el senador demócrata Daniel Patrick Moynihan.
«Pensé que tenía una gran capacidad intelectual y que podía aportar mucho al Senado», manifestó.
Ahora Danforth se pregunta si Hawley tiene un futuro en el Congreso.
«¿Cómo va a manejarse en el Senado con los republicanos? Cuando (el líder de la mayoría) Mitch McConnell pide que no hagan algo y él lo hace, con estas consecuencias…», declaró. «¿Cómo va a hacer para entenderse con sus colegas? ¿Va a poder hacer algo? ¿Cuál es su futuro político?».
Beaumont informó desde Des Moines, Iowa. El reportero de la Associated Press David Lieb colaboró desde Jefferson City, Missouri.