ROMA
Agencia DPA/Europa Press
El Papa ha prometido a los trabajadores del Vaticano que nadie será despedido ni perderá el trabajo a causa de la crisis económica derivada de la pandemia de coronavirus que ha golpeado las finanzas del pequeño Estado tras el cierre obligatorio de los Museos Vaticanos, su principal fuente de ingresos.
«Ustedes son lo más importante aquí. Nadie se queda fuera, nadie perderá su trabajo», ha señalado Francisco en su tradicional discurso navideño al que han asistido los trabajadores y sus hijos.
Los Museos del Vaticano, los de las Villas Pontificias y el de las Excavaciones bajo la Basílica de San Pedro llevan cerrados desde el pasado 4 de noviembre como parte del plan del Gobierno Conte para contrarrestar el avance de la pandemia, que ha dejado más de 68.000 fallecidos en Italia situando al país alpino en la cúspide de la lista de letalidad del COVID-19 en Europa.
Durante la primera ola, las superficies de museos visitables por los turistas de competencia de la Santa Sede echaron el cierre durante dos meses desde el 8 de marzo y hasta el 3 de abril.
El Papa ha dejado claro que, a su juicio, «nadie debería sufrir los desagradables efectos económicos de esta pandemia». Y a este respecto ha agregado: «Tenemos que trabajar más duro para resolver este problema, que no es fácil. No hay una varita mágica». El discurso del pontífice en parte improvisado arrancó los aplausos de los presentes: «Tenemos que seguir adelante como una misma familia».
Una de las primeras respuestas de Francisco ante la sangría económica que deja tras de sí la pandemia fue la creación del fondo “Jesús, Trabajador Divino” gestionado por Cáritas para los trabajadores con menos tutelas de la diócesis de Roma. Lo hizo en calidad de obispo de Roma y donó un millón de euros.