Por BRIAN MELLEY
LOS ÁNGELES
Agencia AP
El condado Los Ángeles anunció ayer una nueva orden de quedarse en casa debido a un aumento descontrolado en el número de contagios de coronavirus en el condado más poblado de Estados Unidos, prohibiendo la mayoría de las reuniones, pero sin decretar un cierre de las tiendas y otros negocios no esenciales.
La medida estará vigente tres semanas a partir del lunes. Fue adoptada después de que el condado de 10 millones de habitantes confirmara otras 24 muertes y 3.433 infecciones nuevas por COVID-19.
El condado había determinado emitir la orden si en una sola jornada se registraba un promedio de 4.500 infecciones durante cinco días seguidos, pero no tenía previsto que se alcanzara esa cifra sino hasta el próximo mes.
Sin embargo, el promedio reportado el viernes de casos nuevos durante cinco días fue de 4.751.
«Sabemos que estamos pidiendo mucho a tantos que se han estado sacrificando durante meses sin parar», dijo la directora de Salud Púbica, Barbara Ferrer. «Actuar con urgencia colectiva ahora es esencial si queremos parar este incremento».
En la orden se recomienda a los habitantes que permanezcan en casa «lo más posible» y que utilicen una mascarilla cuando salgan. Prohíbe a las personas reunirse con otras que no vivan con ellas en la misma vivienda, tanto en público como en privado.
Sin embargo, hay excepciones para los servicios en iglesias y las protestas, «que son derechos protegidos por la Constitución», señaló el Departamento de Salud Pública del condado en un comunicado.
Los negocios minoristas, que obtienen la mayor parte de sus ganancias durante las temporadas del Día de Acción de Gracias y la Navidad, podrán continuar abiertos pero sólo al 20% de su capacidad, incluyendo a los salones de uñas y otros servicios de cuidado personal.
Recientemente, a los restaurantes en el condado se les prohibió atender a comensales dentro de sus instalaciones. Podrán continuar ofreciendo sus servicios para recoger, entregar y llevar.
Las playas, senderos y parques seguirán abiertos, pero la gente debe cumplir con los requisitos de seguridad.
La orden, que estará vigente hasta el 20 de diciembre, es más modesta que la orden de confinamiento estatal emitida por el gobernador Gavin Newsom a mediados de marzo. Esa orden dispuso el cierre de escuelas y de la mayoría de los negocios, y restringió severamente el tránsito salvo para los trabajadores esenciales o para la realización de labores esenciales como comprar comestibles y recoger medicamentos.
Se dice que las restricciones han desacelerado la propagación del COVID-19 y algunas medidas fueron reducidas, pero la cifra de infecciones volvió a incrementarse en verano, y en las últimas semanas ha alcanzado niveles récord en la mayor parte del estado, al igual que en la mayoría de los estados del país.
A pesar de su conocida amplitud, Los Ángeles tiene algunos de los vecindarios con mayor densidad de población en Estados Unidos. En muchas de esas zonas hay hogares donde viven personas de varias generaciones y en los que los trabajadores que no cuentan con el privilegio de laborar desde casa se exponen al virus en sus centros de trabajo o en el transporte público y pueden propagarlo a sus familiares.
El número de casos en esas comunidades ha sido más alto y ha afectado a más personas hispanas y negras.