Por FRANK JORDANS y GEIR MOULSON
BERLÍN
Agencia AP
La canciller alemana Angela Merkel y los gobernadores de los 16 estados del país acordaron ayer extender los cierres parciales hasta bien entrado diciembre en un intento por reducir la tasa de infecciones de COVID-19 antes del periodo navideño.
Alemania se embarcó en un confinamiento llamado «rompeolas» el 2 de noviembre, ordenando el cierre de restaurantes, bares e instalaciones deportivas y de entretenimiento, pero manteniendo abiertas las escuelas, tiendas y peluquerías. En un principio estaba programado que duraría cuatro semanas.
Merkel señaló que ahora las medidas se extenderán al menos hasta el 20 de diciembre, con el objetivo de lograr que el número de nuevos contagios de coronavirus en cada región caiga por debajo de los 50 casos por cada 100.000 habitantes a la semana.
«Tenemos que seguir tratando de alcanzar este objetivo», dijo a los reporteros en Berlín.
Merkel indicó que, a pesar de que las medidas existentes han tenido éxito en frenar un repunte de nuevas infecciones, los contagios se estabilizaron en un nivel elevado.
La agencia de Alemania para el control de enfermedades, el Instituto Robert Koch, reportó 18.644 nuevos casos en las últimas 24 horas, en comparación con 17.561 en la semana previa.
«No podemos quedar satisfechos con este éxito parcial», dijo, y resaltó que las autoridades de salud también reportaron el miércoles 410 fallecimientos relacionados con el COVID-19, la cifra diaria más elevada a la fecha.
«Esto nos recuerda de la manera más triste que detrás de las estadísticas hay destinos humanos», puntualizó Merkel.
Durante la videoconferencia de siete horas, las autoridades federales y estatales también acordaron una serie de nuevas restricciones, las cuales incluyen limitar las reuniones privadas a cinco personas de un máximo de dos viviendas distintas, sin contar a menores de 14 años. Durante el periodo festivo la cifra se incrementará a 10 para permitir pequeñas reuniones familiares.
Además, se desalentará el uso de la tradicional pirotecnia con motivo del Año Nuevo y se prohibirá por completo en algunas de las principales plazas y avenidas.
A los empleadores se les alentará a permitir que su personal trabaje desde casa entre el 23 de diciembre y el 1 de enero. El uso de mascarillas será obligatorio en tiendas, estacionamientos y la mayoría de las escuelas secundarias. Además, se reducirá la capacidad de clientes en algunos de los establecimientos de mayor tamaño.
El gobierno también planea aplicar un nuevo paquete de ayuda de unos 17.000 millones de euros (20.000 millones de dólares) para compensar a los negocios afectados por el cierre, además de los 15.000 millones de euros que proporcionaron las autoridades federales durante noviembre.