Una estudiante de escuela secundaria se somete a una prueba de COVID-19 en París, Francia. Foto La Hora/Ludovic Marin, Pool via AP.

FRANCIA
Agencia AP

Los franceses podrán regresar a sus tiendas preferidas y asistir a servicios religiosos a partir de la semana próxima, luego de un mes de confinamiento parcial por el coronavirus, pero deberán esperar hasta el 20 de enero para saborear de una comida en un restaurante o disfrutar de un entrenamiento en el gimnasio.

El presidente Emmanuel Macron delineó ayer las nuevas reglas de la estrategia de Francia contra el coronavirus, después de imponer restricciones a nivel nacional el mes pasado cuando las infecciones, hospitalizaciones y muertes relacionadas con el COVID-19 aumentaron en toda Europa.

La tasa de infección por cada 100.000 personas en Francia ha caído a menos de una tercera parte con respecto a principios de noviembre y, en la última semana también ha descendido el número de personas en hospitales y unidades de cuidados intensivos.

«Se acabó el pico de la segunda ola», anunció Macron a la nación en un discurso televisado.

Sin embargo, la situación sigue siendo tensa, con cientos de muertes diarias. De ahí que se refleje en la cautelosa salida de la cuarentena.

El 15 de diciembre, se les permitirá abrir a algunos museos y cines, y se relajarán las normas a nivel nacional de quedarse en casa. Francia volverá a implementar su toque de queda a partir de las 9 de la noche y las estrictas multas por incumplimiento. Macron dijo que el toque de queda se suspenderá en Nochebuena y Nochevieja. El 20 de enero, y sólo si las infecciones diarias caen por debajo de las 5.000, los restaurantes y gimnasios podrán reabrir.

Actualmente todos en Francia necesitan autorización para salir de su casa y no se permiten los viajes de placer, aunque algunas escuelas y lugares de trabajo permanecen abiertos.

Las reglas del gobierno van de acuerdo con los médicos que advierten contra la reducción de las restricciones a una velocidad excesiva y que se repitan los errores cometidos al salir de la cuarentena en mayo sin una política clara sobre mascarillas y baja capacidad de pruebas diagnósticas.

«Si salimos muy rápido, el virus también volverá a circular muy rápido», dijo Remi Salomon, jefe de la comisión médica de la autoridad hospitalaria de París, a la emisora France-Info el martes.

Con calentadores, fajas o gorras hechas de mascarillas quirúrgicas, dueños de tiendas, restaurantes y bares marcharon por Lyon el lunes para exigir la reapertura. Algunos lanzaron bengalas rojas y uno alzó un cartel con la leyenda «No hay futuro».

Francia ha reportado más infecciones que cualquier otro país en Europa y 49.232 muertes relacionadas con el virus, una de las mayores cifras en el mundo.

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