El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llega al Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, en Bethesda, Maryland, a bordo del helicóptero Marine One tras dar positivo al COVID-19. Foto La Hora/AP/Jacquelyn Martin.

Por ZEKE MILLER, JILL COLVIN y JONATHAN LEMIRE
WASHINGTON
Agencia AP

Afectado por el COVID-19, un febril y fatigado Donald Trump fue trasladado en helicóptero a un hospital militar ayer. Allí, el Presidente de Estados Unidos recibió remdesivir tras someterse a un tratamiento con un fármaco experimental en la Casa Blanca.

Trump que pasó meses restando importancia a la amenaza del virus, se vio obligado el viernes a cancelar todos sus actos de campaña a un mes de las elecciones, mientras lucha contra un virus que ha matado a más de 205,000 estadounidenses y está afectando a otros en su esfera.

La Casa Blanca dijo que, por precaución, Trump pasará «unos días» en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed y que continuará trabajando desde la suite presidencial del hospital, que está equipada para permitirle cumplir con sus obligaciones oficiales.

Trump salió por su propio pie de la Casa Blanca el viernes, con mascarilla, e hizo un gesto con el pulgar levantado a los reporteros, pero no realizó declaraciones antes de subir al Marine One. Los miembros de la tripulación, los agentes del Servicio Secreto y el personal de la Casa Blanca usaron cubrebocas para protegerse del Presidente a bordo del helicóptero.

En un video grabado antes de salir para el Walter Reed, Trump dijo: «Creo que estoy muy bien, pero nos aseguraremos de que las cosas funcionan». Seguirá ocupando la presidencia con toda su autoridad intacta.

«¡Va bien, creo! Gracias a todos. ¡¡¡¡AMOR!!!», escribió en su primer tuit desde el hospital el viernes en la noche.

A falta de justo un mes para las elecciones presidenciales, Trump anunció su positivo en un tuit alrededor de la una de la madrugada del viernes, tras regresar de un acto de recaudación de fondos el jueves. El mandatario no dijo nada a la multitud a sabiendas de que había estado expuesto a una colaboradora contagiada con una patología que ha infectado a millones de estadounidenses y ha matado a más un millón de personas en todo el mundo.

La primera dama, Melania Trump, también dio positivo, añadió el presidente, así como varios colaboradores más en la Casa Blanca, generando la preocupación de que la Casa Blanca o incluso el propio mandatario pudiesen haber propagado aún más el coronavirus. En su video, Trump explicó que su esposa estaba bien.

Varios funcionarios del gobierno apuntaron al acto del pasado sábado en el que Trump presentó a Amy Coney Barrett como su candidata a la Corte Suprema en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca como la posible conexión entre los casos reportados entre la clase política de Washington el viernes. La exasesora de la Casa Blanca Kellyanne Conway, el presidente de la Universidad de Notre Dame y al menos dos legisladores republicanos que acudieron al evento — el senador de Utah Mike Lee y el de Carolina del Norte Thom Tillis — comunicaron el viernes que dieron positivo al virus y estaban aislados.

Entre los positivos estuvo también el del director de la campaña electoral de Trump, Bill Stepien. El vocero de la campaña, Tim Murtaugh, confirmó la noticia adelantada por Politico de que Stepien había sido diagnosticado el viernes, y dijo que sufría «síntomas leves similares a los de la gripe». Stepien, quien acompañó al presidente al primer debate el martes, tiene previsto guardar cuarentena hasta que se recupere.

El diagnóstico llega en un momento ya turbulento en Washington y en todo el mundo, con Estados Unidos inmerso en una acalorada elección presidencial marcada por el costo humano y económico de la pandemia. Los próximos actos de campaña del presidente fueron cancelados y el debate del 15 de octubre con el candidato demócrata Joe Biden está en duda. Biden dijo el viernes que él y su esposa dieron negativo al virus.

Durante gran parte del año, y por última vez el miércoles, Trump ha tratado de convencer a los estadounidenses de que lo peor de la pandemia había pasado, y siempre ha minimizado la preocupación de que era una persona vulnerable a la enfermedad. En su mayoría se ha negado a cumplir las recomendaciones básicas de salud pública — incluyendo las de su gobierno — como el uso de mascarilla en público o mantener la distancia social. Hasta su positivo, siguió celebrando actos de campaña a los que asistieron miles de seguidores, a menudo sin barbijo.

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