Por ARITZ PARRA
MADRID
Agencia AP
El ministro de Salud de España, Salvador Illa, pidió por tercera vez en cuatro días medidas más estrictas en la capital del país, luego de sostener una reunión con las autoridades regionales de Madrid sin llegar a un acuerdo en torno a cómo hacer frente a una inquietante ola de casos de COVID-19.
El gobierno nacional quiere que las restricciones vigentes contra la propagación del virus se extiendan a toda la ciudad, mientras que las autoridades regionales señalaron que se necesita tiempo para ver si las medidas actuales tienen un efecto, y que imponer restricciones más drásticas dañarían aún más la economía de España.
La discrepancia se dirime a la luz pública, provocando inquietudes entre muchas personas de Madrid y del resto de España.
El lunes, el ministro de Salud dijo que los datos muestran que en la comunidad de Madrid, que cuenta con una población de 6,6 millones de personas, «hay transmisión comunitaria y no hay control de la pandemia».
«Ya vamos tarde, hay que actuar con determinación», comentó Illa durante una conferencia de prensa.
Los datos oficiales mostraron el lunes que la cifra de casos de coronavirus del país ha alcanzado los 748.266 desde que empezó la pandemia, un aumento de 31.785 infecciones desde la última actualización divulgada el viernes. Se registraron 179 muertes nuevas por COVID-19, elevando el acumulado a 31.411, aunque los expertos creen que no se han reportado muchos decesos debido a la limitada cantidad de pruebas.
Con 290 casos por cada 100.000 personas en dos semanas, España lidera la cifra de infecciones de Europa en esta segunda ola. La tasa es particularmente alta en Madrid, con 775 casos nuevos por cada 100.000 residentes en los últimos 14 días.
Mientras los trabajadores de atención primaria se quejan de que están abrumados por la cantidad de gente que acude a los centros de salud con sospecha de que padecen COVID-19, muchos hospitales en Madrid han suspendido algunas cirugías y tratamientos no esenciales. Las unidades de terapia intensiva ya se están ampliando con nuevas camas, tal como sucedió en marzo durante la primera ola de la pandemia.
Madrid ha limitado todas las reuniones sociales a un máximo de seis personas, ha reducido la capacidad en las tiendas y restaurantes, y ha restringido el acceso en 45 vecindarios de la región.
La presidenta regional Isabel Díaz Ayuso ha rechazado imponer un confinamiento total, alegando que el cierre de la ciudad es la salida fácil contra los brotes.
«En la primera etapa de la pandemia confinar completamente fue fácil, pero aún estamos viviendo las consecuencias. Nos estamos arruinando», comentó a la televisora Antena 3 el domingo. «No sé cuántos comercios y cuántas empresas siguen perdiendo todos los días empleo y oportunidades y, por tanto, tenemos que ir a fórmulas intermedias, creativas».
El lunes, el director de salud de la región, Enrique Ruiz Escudero, dijo durante una conferencia de prensa que la propagación en Madrid está bajo control, que la situación está mejorando y que no había necesidad de que el gobierno central interviniera.
Las restricciones se ampliaron el lunes de 37 a 45 distritos, para abarcar a un total de un millón de personas dentro y en los alrededores de la capital española.
Isabel Fernández, residente en la localidad suburbana de Alcorcón, dijo que le resultaban confusos cuáles eran los límites de la zona alrededor de su vecindario de la que no se le permitía salir bajo las nuevas medidas.
«Hasta que nos enteremos por dónde tenemos que ir, por dónde sí o por dónde no, para no saltarnos las reglas», comentó Fernández, de 87 años.
Por su parte, Pedro García, de 83 años, dijo que los políticos se estaban equivocando en el tipo de medidas y en sus prioridades.
«En vez de criticarse tanto, el uno al otro, lo que tienen que hacer es sacar rápidamente una vacuna», puntualizó.