La tienda de artículos deportivos The Husker Hounds en Omaha, Nebraska, muestra en pantallas de televisión una conferencia de prensa para anunciar la reapertura de la temporada de fútbol americano universitario. Foto la hora: Nati Harnik/AP

Por AAMER MADHAN
WASHINGTON
Agencia(AP)

El presidente Donald Trump no perdió tiempo para celebrar cuando la Big Ten —una de las conferencias poderosas que impulsan el negocio de los deportes universitarios— anunció el regreso del fútbol americano colegial en algunos de los estados del centro de Estados Unidos, que son críticos para sus intentos de lograr la reelección en noviembre, diciendo: «Yo soy quien lo traje de regreso».

Sin embargo, sus gestiones para revertir la decisión el mes pasado —de aplazar los deportes de otoño en la conferencia debido a la pandemia— distan mucho de ser el único factor que llevó a los funcionarios a cambiar de curso.

La Big Ten ya estaba bajo enormes presiones de deportistas, padres de familia, entrenadores y ciudades universitarias que dependen del fútbol americano los sábados para llenar restaurantes y hoteles, así como para proveer los necesarios ingresos por impuestos.

Durante semanas, Trump se alió con ese esfuerzo. Pública y privadamente presionó a la conferencia para que revirtiera su decisión del 11 de agosto, de aplazar la temporada hasta la primavera. Cuando la conferencia anunció el miércoles que comenzará a jugar el 23 de octubre bajo estrictos protocolos para prevenir contagios por coronavirus, Trump estaba deseoso de capitalizar el anuncio políticamente.
«Yo llamé al comisionado hace un par de semanas y comenzamos a presionar mucho, francamente», dijo Trump durante una conferencia de prensa.

Los asesores de Trump dicen que el episodio resalta cómo el estilo poco convencional del presidente —sus reprimendas en Twitter y sus fanfarronadas retóricas— logran resultados.

Es un momento que pudiera ayudar a Trump en estados claves como Pensilvania, Iowa, Michigan, Minnesota, Ohio y Wisconsin, donde los colegios van ahora a jugar sus primeros partidos menos de dos semanas antes de la elección presidencial, dijo Alex Conant, un estratega republicano.

«Hay votantes que votaron por él en 2016 y que no quieren votar por él esta vez, mayormente porque no les gusta personalmente», dijo Conant. «Esos votantes necesitan un recordatorio de por qué lo respaldaron inicialmente. Es en asuntos como éste en los que él adopta una posición controvertida con la que ellos están de acuerdo y logra resultados».

La decisión de la Big Ten se corresponde además con los esfuerzos de Trump de indicar que la nación está en el sendero hacia la normalidad bajo su guía. El presidente ha criticado a los demócratas diciendo que «no quieren el regreso del fútbol por razones políticas» y acusó a la gobernadora de Michigan, la demócrata Gretchen Whitmer, de impedir el regreso al terreno de los equipos de Michigan y Michigan State.

Lo que no se dice es que las 14 universidades en la Big Ten han optado por reducir el aprendizaje en persona y que pidieron a los estudiantes cesar fiestas y congregaciones en grupos grandes en momentos en que las muertes por el virus en Estados Unidos se acercan a 200.000.

Y aunque Trump reiteradamente criticó a la conferencia, hasta el miércoles, tuvo mucho menos que decir sobre el aplazamiento de los deportes de otoño en la Pac-12, que incluye universidades en estados mayormente demócratas como California, Colorado, Oregon y Washington, además del disputado Arizona. El miércoles, Trump exhortó a la Pac-12 a arrancar la temporada.

Whitmer dijo que la decisión de la Big Ten de revertir curso fue tomada por los miembros de la conferencia. Dijo que ella había hablado con otros gobernadores sobre las posibilidades de permitir espectadores en los partidos, pero advirtió que el COVID-19 «sigue siendo una amenaza muy real».
«Si queremos preservar eso como opción, tenemos que ser serios sobre la necesidad de usar mascarillas», dijo.

Las autoridades de la Big Ten mencionaron la mejora en las capacidades de pruebas que detectan el coronavirus en el mismo día como un factor clave para su decisión. A la pregunta sobre el papel de Trump en el cambio de curso, el entrenador de Wisconsin Barry Alvarez dijo que Trump dejó claro que «la Big Ten era importante para él».

«Creo que él atrajo atención al deporte de la Big Ten y tenía una solución», dijo Alvarez. «Cuánto tiene eso que ver con nuestro regreso al terreno, no lo sé».

El jefe de la campaña de Trump, Bill Stepien, fue inequívoco: los estadounidenses en la región de Big Ten tienen que agradecerle a Trump.

«El fútbol americano universitario es una parte enorme del sábado para millones de estadounidenses y va a regresar, en gran parte gracias al liderazgo del presidente Trump», dijo Stepien. «Sabemos que Joe Biden no habría presionado por esto, toda vez que él ha buscado cualquier razón para mantener cerrado nuestro país durante el mayor tiempo posible, porque él cree que lo ayudará políticamente».

Tras llamar al comisionado de la conferencia Kevin Warren el 1 de septiembre, Trump expresó confianza en que los deportistas regresarían pronto a las canchas, diciendo en un tuit que el regreso estaba «en la primera yarda». Más adelante dijo que Whitmer, además del gobernador republicano de Maryland Larry Hogan y el gobernador demócrata de Illinois J.B. Pritzker estaban frenando las cosas.
A su vez, el candidato presidencial demócrata, ex vicepresidente Biden, culpó a Trump por la cancelación de los eventos deportivos, con un anuncio transmitido días antes de la llamada de Trump al comisionado.

«Trump ha puesto a Estados Unidos en la banda. Tenemos que volver al partido» se ve en la pantalla junto con imágenes de estadios vacíos en la Universidad de Michigan, la Universidad Estatal de Michigan y otras partes. El miércoles, Trump criticó el anuncio, diciendo que era «totalmente falso».
Karen Kedrowski, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Iowa, dijo que el regreso de la actividad en la Big Ten es bueno políticamente para Trump, si la conferencia consigue realizar la temporada con interrupciones mínimas y si pocos deportistas se enferman.

«Es el tipo de cosa que emocionará a la base de Trump para donar o presionar a sus amigos para votar por Trump o recordarles que envíen sus votos por correo», dijo. «En algunos de esos estados donde se espera que la contienda sea apretada, pudieras no tener que mover mucho la aguja para marcar una diferencia».

Artículo anteriorLa pandemia no da tregua a India, suma 96 mil nuevos casos
Artículo siguienteRodrigo Castro, el guatemalteco que falleció esperando asilo en Matamoros, México