POR RICARDO ALONSO-ZALDIVAR/AP
WASHINGTON
El gobierno de Estados Unidos anunció este miércoles un plan de gran envergadura para que las vacunas contra el COVID-19 estén disponibles de manera gratuita para toda la población cuando se desarrolle una inoculación efectiva y segura, aunque un alto funcionario de salud dejó claro que no habría una campaña para inmunizar a millones de estadounidenses sino hasta el próximo año.
En un informe al Congreso y en un documento con recomendaciones para las agencias de salud estatales y locales, el Departamento de Defensa y las agencias de sanidad federales esbozaron planes complejos para una campaña de vacunación que comenzaría gradualmente a finales de este año o en enero, y que eventualmente se ampliaría para incluir a cualquier persona que quiera vacunarse.
El presidente Donald Trump afirmó el martes que en tres o cuatro semanas habría una vacuna. Pero el director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Robert Redfield, dijo al Congreso el miércoles que tomaría de seis a nueve meses aprobar cualquier vacuna para su distribución nacional.
Redfield precisó que cualquier vacuna que esté disponible en noviembre o diciembre tendría «suministros muy limitados» y estaría reservada para personal de emergencias y para las personas más vulnerables al COVID-19. La inyección no estaría disponible de manera generalizada hasta la primavera o el verano del 2021, estimó.
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Redfield y otros funcionarios de salud que declararon ante la Comisión de Asignaciones Presupuestarias del Senado enfatizaron además la eficacia de las mascarillas para prevenir la diseminación del virus, dado que ninguna vacuna protege al 100%. La vacuna de la influenza, por ejemplo, generalmente tiene una eficacia de entre 40% y 60% contra las variantes anuales.
Redfield, quien usó una mascarilla durante la audiencia, dijo: «Yo pudiera decir incluso que esta mascarilla es una mayor garantía de protección contra el COVID que cuando reciba una vacuna».
Trump ha continuado restando importancia a la eficacia de las mascarillas pese a las recomendaciones de los propios expertos de salud del gobierno, y el martes dijo que los camareros han tenido problemas con sus mascarillas y que no les gusta usarlas.
El plan enfrenta un persistente escepticismo. Sólo la mitad de los estadounidenses se vacunarían, de acuerdo con una encuesta de The Associated Press-NORC realizada en mayo. Para proteger eficazmente a la nación del coronavirus, los expertos dicen que más del 70% de la población debe estar inmunizada.
Desde mayo, además, han aumentado los cuestionamientos sobre si el gobierno trata de apresurar tratamientos y vacunas para ayudar al presidente Trump en sus aspiraciones a la reelección.
El miércoles, el Departamento de Salud y Servicios Humanos anunció que el funcionario designado Michael Caputo se tomaría un permiso de ausencia. La noticia se dio tras revelaciones de que Caputo había tratado de tener control editorial de las publicaciones científicas de los CDC sobre el COVID-19, las cuales él decía estaban perjudicando al gobierno de Trump.
Redfield dijo que la «integridad científica» de los reportes de su agencia «no ha sido comprometida y nunca será comprometida bajo mi mando». También rechazó la noción de que el calendario del gobierno para que los estados estén listos para vacunaciones para el 1 de noviembre tuviese motivaciones políticas.
«Lo peor que podría pasar es que tengamos una vacuna lista y aún no podamos distribuirla», les dijo Redfield a los senadores. «No hubo ninguna consideración política».
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