Por ANDREA RODRÍGUEZ
LA HABANA
Agencia AP
Ante un rebrote de COVID-19 en La Habana que lo sacó de control, las autoridades anunciaron un endurecimiento a las restricciones de movilidad que incluye el toque de queda.
Debido al incremento de casos se dispuso un paquete de medidas, indicó el gobernador de la ciudad, Reinaldo García Zapata, entre ellas la prohibición a la circulación de personas y vehículos desde las 7 p.m. hasta las 5 a.m. a partir del 1 de septiembre.
Incluso en los momentos más duros de la epidemia en abril no se había aplicado este recurso de limitación total y las disposiciones eran menos radicales.
«La adopción de estas medidas se sustenta en el reclamo de la población de garantizar mayor disciplina, exigencia y rigor», dijo el funcionario en una comparecencia en la televisión cubana. Hubo «actitudes irresponsables y tenemos que actuar consecuentemente».
Cuba llegó a tener una jornada sin contagios de COVID-19, e incluso actualmente algunas provincias del oriente del país no reportan ninguno desde hace meses, pero en la capital no es así.
En julio, con la pandemia bajo cierto control, los cubanos comenzaron a entrar en fases de recuperación, pero La Habana se fue rezagando y los casos comenzaron a incrementarse en la urbe de dos millones de habitantes y sus provincias.
Fiestas, reuniones familiares sin distanciamiento, el inicio del verano, las playas y las piscinas congregaron a las personas y los indicadores se descontrolaron, explicaron médicos y especialistas.
Algunos territorios del oriente comenzarán las clases el 1 de septiembre y cuentan con transporte urbano y cierta movilidad, pero la capital se verá «cerrada» y se restringirá al máximo el tráfico vehicular, incluso en las horas diurnas no comprendidas en el toque de queda.
Además se limitará la asistencia de los trabajadores a los esenciales –algunas empresas estatales y negocios privados habían comenzado a abrir–, y se impedirá salir de La Habana hacia otras ciudades.
Se impondrán multas severas a quienes incumplan las normas, las cuales incluyen el uso estricto de mascarillas, y se cancelarán las reservaciones turísticas.
Se restringirá también que los vendedores ambulantes se trasladen de un barrio a otro, y las tiendas estarán abiertas desde las 9 a.m. a las 4 p.m., al tiempo que se estimulará a que las personas no salgan de sus zonas para la compra de alimentos.
Las medidas estarán en vigor en principio hasta el 15 de septiembre, cuando se volverá a evaluar la situación, dijo García Zapata.
Francisco Durán, director de Epidemiología de la isla, informó el jueves que se habían reportado 47 casos nuevos de COVID-19, para un total de 3.806 desde que en marzo comenzó la epidemia en Cuba. De ellos hay 92 fallecidos.
En cada jornada se realizan más de 4.000 pruebas de diagnóstico. Hasta la fecha se han aplicado 377.000.
Cuba mantiene un fuerte sistema de vigilancia casa por casa, y cuando se reporta un infectado se le aísla, así como a todos sus contactos directos, pero hasta la fecha algunas personas no han podido identificar la fuente de la que adquirieron el virus, lo cual ha generado mucha preocupación entre el personal de salud.