En esta imagen de archivo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, observa mientras el doctor Anthony Fauci, habla sobre el coronavirus en la sala de prensa de la Casa Blanca, Washington. Foto La Hora/AP/Alex Brandon.

Por JILL COLVIN, JONATHAN LEMIRE y ZEKE MILLER
WASHINGTON
Agencia AP

Mientras los casos del virus en Estados Unidos seguían subiendo y crecía la cifra de muertos, la Casa Blanca trabajaba para desautorizar a su experto en coronavirus que más confianza despertaba, minimizando los riesgos mientras el presidente, Donald Trump, presionaba para reactivar la economía antes de enfrentar a los votantes en noviembre.

El caso de Estados Unidos, donde los contagios remitieron para luego multiplicarse, se ha convertido en una advertencia para otros países. Sin embargo, Trump insinúa que la gravedad de la pandemia, que ha matado a más de 135.000 estadounidenses, está siendo exagerada por los críticos para socavar sus opciones de reelección.

Trump retuiteó el lunes un post de Chuck Woolery, que fue presentador del programa de televisión «Love Connection», afirmando que «todo el mundo miente» sobre el COVID-19. El tuit de Woolery atacaba no sólo a los medios y los demócratas, sino también a los Centros de Control y Prevención de Enfermedades y la mayoría de los médicos «en los que nos dicen que confiemos. Creo que todo gira en torno a las elecciones y en impedir que la economía se recupere, lo que gira en torno a las elecciones».

Al mismo tiempo, el presidente y altos cargos de la Casa Blanca redoblaban sus ataques contra el doctor Anthony Fauci, el máximo experto del país en enfermedades infecciosas. Fauci se ha visto cada vez más relegado por la Casa Blanca conforme advertía sobre el virus, un mensaje muy mal recibido en un momento en el que Trump se centra en presionar para reabrir la economía.

«Ni siquiera hemos empezado a ver el final», dijo el lunes en una charla con el decano de la Facultad de Medicina de Stanford, en la que pidió un «paso atrás» en las reaperturas.

La semana pasada, Fauci contradijo a Trump sobre la gravedad del virus en el podcast FiveThirtyEight. Aunque Trump repite que ha hecho un gran trabajo contra la pandemia, Fauci dijo que «Como país, cuando nos comparas con otros países, no creo que puedas decir que nos va genial. Quiero decir, simplemente no es así».

Trump dijo más tarde que Fauci había «cometido muchos errores». Mencionó que el experto había discrepado en un principio con su decisión de prohibir la llegada de viajeros desde China y los cambios en las recomendaciones sobre el uso de mascarillas conforme los científicos iban aprendiendo más sobre el virus. La Casa Banca detalló esas recomendaciones en comunicados a los medios durante el fin de semana.

Cuando se le preguntó si el presidente seguía teniendo confianza en Fauci, un funcionario de la Casa Blanca insistió el lunes en que sí. El funcionario dijo que Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas, estaba considerado como «una voz valorada» en el equipo de trabajo contra el coronavirus de la Casa Blanca. El funcionario habló bajo condición de anonimato, a pesar de que el presidente ha criticado en repetidas ocasiones el empleo de fuentes anónimas.

«Tengo una relación muy buena con el doctor Fauci», dijo Trump a la prensa el lunes, describiéndole como «una persona muy agradable», aunque añadió que «no siempre estoy de acuerdo con él».

Peter Navarro, un importante asesor de comercio de la Casa Blanca que ha trabajado en los esfuerzos contra el coronavirus, no repitió ese mensaje de apoyo.

En un email a The Associated Press el lunes, Navarro criticó a Fauci, afirmando que tiene «buena comunicación con la población, pero se ha equivocado en todo lo que he tratado con él». Eso incluía, señaló, minimizar el riesgo inicial del virus y expresar su escepticismo sobre el uso de la hidroxicloroquina, que Navarro ha defendido con vehemencia pese a las informaciones contradictorias sobre su eficacia y seguridad.

Fauci, que no ha participado en las últimas conferencias de prensa de la Casa Blanca y apenas ha hecho apariciones en televisión, dijo la semana pasada al Financial Times que no había visto a Trump en persona desde el 2 de junio y no le había reportado directamente en al menos dos meses.

El doctor atribuyó el hecho de que el gobierno rechazara muchas de sus peticiones de aparecer en medios a que se había negado a seguir la línea marcada por la Casa Blanca.

«Tengo una reputación, como probablemente ha notado, de decir la verdad en todo momento y no endulzar las cosas. Y ese podría ser uno de los motivos por los que no he salido mucho en televisión últimamente», dijo Fauci.

Los rivales políticos de Trump lo plantearon en términos más firmes.

«El despreciable intento del presidente de cargar el muerto a otro culpando al máximo experto del país en enfermedades infecciosas -cuyos consejos ha ignorado reiteradamente y que Joe Biden le ha suplicado constantemente que siga- es otra espantosa y reveladora falta de liderazgo mientras la cifra de muertos sigue creciendo innecesariamente», dijo Andrew Bates, portavoz de la campaña presidencial del demócrata Biden.

El presidente ha considerado como una afrenta personal el hecho de que Fauci le contradiga en público, haciendo que algunos en el Ala Oeste miren con malos ojos al doctor, según fuentes. Algunos dijeron que, si bien Fauci es crítico con el presidente en entrevistas en medios, a puerta cerrada es en gran parte respetuoso con el mandatario. Y se quejan de que personas ajenas al gobierno, incluidos algunos en los medios, han destacado la figura de Fauci a expensas de otros cargos públicos.

Fauci no respondió a una petición de comentarios el lunes.

Esos elogios a Fauci no son nada bienvenidos en un momento en el que la Casa Blanca intenta que sus expertos en salud den un paso atrás para mantener la conversación previa a las elecciones en la recuperación económica, y no en la persistencia de la pandemia.

En los primeros días del virus, cuando Trump se molestó por la atención que recibía Fauci, la Casa Blanca tomó el control de la agenda de medios del doctor, reduciendo de forma drástica sus apariciones en televisión, aunque él siguió encontrando medios alternativos, como podcasts y medios sociales.

El equipo del presidente ha dejado claro que no tiene intención de intentar destituir a Fauci, sabiendo el escándalo que provocaría. En cambio, parecen satisfechos con reducir su presencia mediática e instar a legisladores republicanos, miembros del gobierno y otros aliados a destacar algunos de los errores iniciales de Fauci.

La iniciativa forma parte de los esfuerzos de la Casa Blanca de «contraatacar» en nombre de Trump, que cree que todos los deslices deben tener una respuesta contundente, según un funcionario que, como otros, habló bajo condición de anonimato para comentar deliberaciones en la Casa Blanca.

Al mismo tiempo están apareciendo aliados en defensa de Fauci. El presidente y el director científico de la Asociación Estadounidense de Facultades de Medicina emitieron un comunicado indicando que la entidad estaba «extremadamente preocupada y alarmada por los esfuerzos» para desacreditar a Fauci.

«No podemos permitir que Donald Trump silencie al doctor Fauci ni a ningún otro científico del gobierno», dijo el senador Ed Markey, demócrata de Massachusetts, que en abril propuso una legislación para proteger a Fauci y a otros líderes de los institutos nacionales de salud ante despidos por motivos políticos. «El doctor Fauci salva vidas todos los días».
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El periodista de Associated Press Kevin Freking contribuyó a este despacho.

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