Por JULIE PACE
WASHINGTON
Agencia (AP)
El presidente Donald Trump le está pidiendo a los estadounidenses que le permitan seguir en el cargo. Sus detractores están cuestionando qué tanto cumple realmente con sus responsabilidades.
Los cuestionamientos se han vuelto más sonoros en los últimos días tras las revelaciones de que Trump no leyó al menos dos informes de inteligencia de que Rusia estaba ofreciendo recompensas al Talibán por la muerte de estadounidenses en Afganistán.
Al parecer Trump también minimizó o ignoró las reiteradas advertencias acerca del coronavirus incluidas en informes de inteligencia, y ha sido renuente a darle mayor resonancia a algunas de las recomendaciones de su propio gobierno para reducir los contagios, incluyendo el uso de mascarillas.
«No está haciendo su trabajo», dijo Michael Hayden, exdirector de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional.
Estas valoraciones dejan a Trump en una posición precaria cuando faltan cuatro meses para los comicios, y amenazan con socavar el principal argumento de la mayoría de los mandatarios que buscan ser reelegidos: manténganme en el cargo porque he demostrado que puedo hacer el trabajo.
En lugar de ello, el manejo irregular que Trump le ha dado a las crisis que azotan a la nación, así como las nuevas revelaciones sobre su falta de atención a los informes de inteligencia, le han dado a los demócratas una oportunidad para alegar ante los electores que el presidente ha mostrado sus carencias para dirigir el país en tiempos difíciles, o de plano se muestra ausente en momentos en que se requiere liderazgo.
«Parece que nuestro presidente de tiempos de guerra se ha rendido, ondeó la bandera blanca y salió del campo de batalla», declaró Joe Biden, el rival demócrata que le disputará a Trump la Casa Blanca. Biden, que fue senador más de tres décadas y vicepresidente durante ocho años, se presenta ante los electores como un hombre firme y experimentado.
Trump llegó al poder sin ninguna experiencia en el gobierno, argumentando ante el electorado que sus decisiones intuitivas que le ayudaron en los negocios y como astro de reality shows también le servirían en la presidencia. Para algunos estadounidenses desencantados con los políticos de carrera de ambos partidos, el hecho de que Trump fuera alguien externo al gobierno formaba parte de su atractivo.
En efecto, Trump ha asumido un enfoque poco convencional en la presidencia. Es sabido que exige sólo los detalles mínimos en sus sesiones informativas, y a menudo sus jornadas de trabajo incluyen horas de ver noticias por cable y publicar mensajes en Twitter. En ocasiones, los colaboradores de la Casa Banca sienten renuencia a darle malas noticias por temor a que se enoje, según asesores y exasesores. Afirman que al personal del Ala Oeste le desagrada en particular abordar el tema de Rusia porque puede provocar en el mandatario una diatriba sobre las acusaciones de que tiene una relación demasiado amistosa con Vladimir Putin y sobre la investigación del fiscal especial en torno a la intromisión rusa en los comicios de 2016.
Los asesores actuales y anteriores insistieron en guardar el anonimato a fin de hacer declaraciones sobre sus relaciones personales con el mandatario.
Los tuits de Trump para cualquier ocasión y su obsesión por estar siempre al pendiente del ciclo de noticias, incluso si se trata de algo negativo, han sido constantes durante gran parte de su presidencia, siendo que muchas de las crisis fueron creadas por él mismo o efímeras. A los republicanos les desagradaba con frecuencia su tono y sus tuits, pero justifican el apoyo que le dan con fortaleza de la economía y la nueva generación de jueces conservadores que él propuso para las cortes.
Pero 2020 ha sido un año que le ha exigido al presidente más resultados que estilo. Más de 120.000 estadounidenses han fallecido de COVID-19, y las infecciones están aumentando en varios estados. La sólida economía que Trump esperaba promocionar en la campaña electoral de este año se ha desplomado. Y las muertes de varios afroestadounidenses han desatado una profunda reflexión nacional sobre el racismo y la brutalidad policial.
En cada uno de esos asuntos, los detractores de Trump, así como algunos de sus aliados, dicen que el mandatario no ha estado a la altura de las circunstancias.
Trump prácticamente ha declarado superada la pandemia y se ha enfocado vigorosamente en la reapertura de la economía, incluso cuando algunos aliados republicanos en estados de gran importancia electoral comienzan a dar marcha atrás a la reanudación de actividades con el fin de contener los brotes. Sólo 37% de los estadounidenses dicen aprobar la forma en que Trump ha manejado la llegada del coronavirus, en comparación con el 44% que lo aprobaba en marzo, según una reciente encuesta de The Asociated Press-Centro NORC para Investigaciones de Asuntos Públicos.
El mandatario también ha estado ausente en gran medida del debate sobre el racismo sistémico en Estados Unidos tras la muerte del hombre de raza negra George Floyd después que un policía de raza blanca le oprimió el cuello con la rodilla durante varios minutos. Trump ha concentrado gran parte de su energía sobre el tema del racismo en defender la ubicación de monumentos de personajes de la Confederación.
Los demócratas también aseguran que las revelaciones en la última semana de que el presidente podría no haber leído o comprendido a fondo algunos informes de inteligencia han dado un énfasis aún mayor a los cuestionamientos que están planteando sobre sus capacidades básicas para el puesto.
La Casa Blanca insistió en que Trump no estaba al tanto de las evaluaciones de que Rusia había ofrecido una recompensa por la cabeza de efectivos estadounidenses en Afganistán, aunque funcionarios de inteligencia le dijeron a The Associated Press que el asunto fue incluido en al menos dos informes del último año y que asesores de alto rango alertaron al presidente sobre esos contenidos.
«En el mejor de los casos, nuestro comandante en jefe abandonó completamente sus obligaciones, presidiendo un proceso de seguridad nacional peligrosamente disfuncional que está poniendo en grave riesgo a nuestro país y a quienes portan su uniforme», dijo Susan Rice, asesora de seguridad nacional del presidente Barack Obama y considerada posible compañera de fórmula de Biden, en un artículo de opinión para The New York Times.
Algunos republicanos han defendido a Trump, incluido el senador John Cornyn, quien declaró a la prensa que el mandatario «no puede recordar por sí solo, estoy seguro, todo lo que le informan». Y la secretaria de prensa de la Casa Banca, Kayleigh McEnany, declaró: «El presidente sí lee».
«Este presidente es la persona más informada en el planeta Tierra», agregó.
Para los demócratas, lo que ha sucedido en la Casa Blanca fue presagiado durante la campaña de 2016, cuando Hillary Clinton argumentó que Trump no estaba preparado para ser presidente. Aun así, los votantes lo eligieron por encima de la experimentada exsenadora y secretaria de Estado.
Los demócratas creen que ahora su argumento sobre la aptitud es más convincente dado que Trump ya tiene un historial como mandatario.
«Ahora sus acciones e inacciones repercuten directamente en la vida de las personas», dijo Josh Schwerin, portavoz del comité de acción política demócrata Priorities USA.