Por JAMEY KEATEN
GINEBRA
Agencia AP
El principal organismo de derechos humanos de la ONU aprobó por unanimidad encomendar la elaboración de un informe sobre el racismo sistémico y la discriminación contra la gente negra, pero se abstuvo de ordenar una investigación sobre Estados Unidos tras la muerte de George Floyd a manos de la policía, que detonó protestas mundiales.
El Consejo de Derechos Humanos aprobó por consenso una resolución luego de varias jornadas de debate sobre su redacción. Los países africanos desistieron de su reclamo inicial de una comisión investigadora enfocada en Estados Unidos. En cambio, la resolución encomienda un informe más sencillo y genérico que será redactado por la oficina del jefe de derechos humanos y expertos independientes.
El objetivo es «contribuir a la rendición de cuentas y compensación para las víctimas» en Estados Unidos y otros países, dice la resolución.
Irán y Palestina se registraron como copatrocinadores de la resolución, que condena la «continuidad de las prácticas raciales discriminatorias y violentas» por la policía contra los africanos y descendientes de africanos, «en particular las que condujeron a la muerte de George Floyd el 25 de mayo de 2020 en Minnesota».
El texto pide a la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, que estudie las respuestas de los gobiernos a las protestas antirracistas pacíficas y le pide que informe al consejo para junio de 2021. También le pide que incluya actualizaciones sobre actos de brutalidad policial contra africanos y sus descendientes en sus informes periódicos al consejo.
El consejo finalizó el jueves un debate urgente sobre racismo y brutalidad policial tras la muerte de Floyd, que dio lugar a protestas de Black Lives Matter en todo el mundo.
Funcionarios estadounidenses se dedicaron a hacer gestiones diplomáticas tras las bambalinas durante la redacción del texto, pero Estados Unidos está al margen del organismo de 47 países. El gobierno del presidente Donald Trump se retiró hace dos años debido a la presunta tendencia antiisraelí del consejo y su inclusión de regímenes autócratas con trayectorias dudosas en materia de derechos humanos.
