El presidente Donald Trump. Linares destacó la diferencia entre las autoridades de justicia y el trato de la Casa Blanca a funcionarios o personas de otros países. Foto La Hora/AP/Evan Vucci.

Por STEVE PEOPLES y ZEKE MILLER
WASHINGTON
Agencia AP

El director de la campaña del presidente Donald Trump advirtió en las postrimerías de la primavera que su gigantesca ofensiva política estaba a punto de «apretar el botón de disparo» por primera vez.

Lo que siguió fue una inversión masiva en publicidad televisiva y por internet diseñada para demostrar el verdadero poder del equipo electoral de Trump. La campaña del republicano destinó casi 24 millones de dólares a publicidad pagada enfocada en gran medida en seis estados entre la última semana de abril y la primera semana de junio, de acuerdo con información de gastos obtenida por The Associated Press.

Algunas encuestas recientes dejan entrever una caída en la popularidad de Trump, y que la mayoría de los estadounidenses piensan que el país avanza en la dirección equivocada. Y casi dos meses después de que el mandatario desatara su ola publicitaria, hay indicios de que su incapacidad de mostrar un liderazgo coherente a lo largo de múltiples crisis nacionales ha neutralizado los efectos de una de las mejores campañas publicitarias que el dinero pueda adquirir.

«Es frustrante», dijo el exgobernador republicano de Wisconsin Scott Walker sobre los mensajes incongruentes del presidente, al tiempo que elogió las políticas que Trump implementó antes de que la pandemia obligara a paralizar la economía.

«Esa es la parte que es frustrante. De nuevo avanza en la dirección correcta, pero de vez en cuando el mensaje se aleja de las cosas buenas que él y su equipo están haciendo», añadió Walker en entrevista.

La publicidad por sí sola no será la que determine si Trump es reelegido o no, especialmente dado que él y Biden son extremadamente bien conocidos entre la población, y por lo tanto menos susceptibles a las tradicionales campañas de convencimiento. Aun así, los anuncios pagados siguen siendo una de las herramientas más poderosas con las que cuentan las campañas políticas. Y la inversión de esta primavera es sólo una probada de lo que está por venir en las próximas 20 semanas.

Trump tiene recursos casi ilimitados para llegar a los electores influenciables a través de sus televisiones, teléfonos y computadoras. Reportó más de 250 millones de dólares en el banco en los últimos días de abril junto con el Comité Nacional Republicano y entidades afiliadas.

La semana pasada lanzó otra ofensiva publicitaria de 10 millones de dólares diseñada para poner énfasis en las recientes cifras de empleo que fueron mejores a lo previsto.

Los funcionarios de la campaña de Trump consideran que es un error pensar que el desempeño de los anuncios adquiridos durante el último mes representa un pronóstico de lo que se avecina. La campaña, dijeron, apenas comienza a salir de un congelamiento provocado por el coronavirus que dominó la atención del público, y sólo han gastado una fracción del dinero récord que tienen en su arsenal. Dicen que día a día ven mayor respuesta del público a su mensaje anti-Biden.

«Muchos estadounidenses conocen a Joe Biden, pero no muchos saben sobre Joe Biden», dijo el director de comunicaciones de la campaña de Trump, Tim Murtaugh. «En la mente de la mayoría de los votantes, es esencialmente un demócrata genérico. Nosotros vamos a cambiar eso».

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