Una familia observa al presidente francés Emmanuel Macron durante su discurso televisado, en el suroeste de Francia. Foto La Hora/AP/Bob Edme.

Por SYLVIE CORBET y ANGELA CHARLTON
PARÍS
Agencia AP

El presidente Emmanuel Macron se comprometió a mantenerse firme contra el racismo, pero también elogió a la policía e insistió en que Francia no quitará las estatuas de personajes controversiales de la era colonial, al abordar estos temas por primera vez desde la muerte de George Floyd en Estados Unidos.

En un discurso televisado a la nación por la tarde, Macron pidió «unidad» en el país en un momento crucial en el que Francia intenta dejar atrás la crisis del coronavirus y a la vez es agitada por una serie de protestas contra la injusticia racial y la brutalidad policial.

En forma similar a las protestas estadounidenses, manifestantes en Francia han expresado su ira por la discriminación en la sociedad francesa, sobre todo contra minorías de las excolonias del país en África.

En una admisión inusual para un mandatario francés, Macron reconoció que «el sitio del domicilio, el nombre y el color de la piel» de alguien pueden reducir sus oportunidades de éxito en la sociedad francesa, y pidió se luche para asegurar que todos puedan «encontrar su lugar» sin importar su origen étnico ni religión. Prometió ser «inflexible ante el racismo, el antisemitismo y la discriminación».

Sin embargo, insistió en que Francia no retirará las estatuas de personajes controversiales de la era colonial como ha sucedido en otros países en semanas recientes.

Ante las exhortaciones para que sean quitadas las estatuas vinculadas con el comercio de esclavos o injusticias coloniales de Francia, Macron dijo que «la república no borrará ningún rastro o ningún nombre de su historia… no quitará ninguna estatua».

«Deberíamos ver juntos toda nuestra historia con lucidez», incluidas las relaciones con África, con el objetivo de enfocarse en la «verdad» en lugar de «negar quiénes somos», afirmó Macron.

No abordó las acusaciones de violencia policial, pero dijo que las fuerzas del orden se merecen el «reconocimiento de la nación».

Mientras tanto, su gobierno se ve ante cada vez más presión para que enfrente el racismo y la violencia policial.

Por lo menos 15.000 personas se manifestaron el sábado en París, la más reciente de una serie de protestas en Francia impulsadas por la muerte el 25 de mayo de George Floyd — un hombre de raza negra que murió después de que un policía blanco de Minneapolis presionara su rodilla sobre su cuello — y el movimiento Black Lives Matter, pero que cada vez están más enfocadas en las propias tensiones en el país europeo entre la policía y las minorías.

En respuesta, el gobierno le prohibió a los agentes aplicar maniobras en el cuello para inmovilizar a personas y se comprometió a eliminar el racismo entre la policía, pero ahora eso ha generado indignación en los sindicatos policiales, que dicen estar siendo retratados injustamente como supremacistas blancos y organizaron protestas por su cuenta.

La ministra de gobierno Sibeth Ndiaye — una aliada cercana de Macron y la persona de raza negra más prominente en la política francesa actual — escribió un ensayo inusualmente personal el sábado en el periódico Le Monde en el que pide que Francia reconsidere su doctrina carente de prejuicios raciales, la cual pretende alentar la igualdad al ignorar por completo la raza.

«No debemos dudar en nombrar las cosas, en decir que un color de piel no es neutral», escribió. Pidió que los franceses «confrontemos nuestros recuerdos» sobre su historia y encuentren una «narrativa compartida» con las excolonias.

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