Por CHRISTOPHER WEBER
LOS ÁNGELES
Agencia (AP)
El número de personas sin hogar en el condado de Los Ángeles aumentó 12,7% en el último año a más de 66.400 y las autoridades temen que el número aumentará de nuevo una vez que se sienta todo el impacto de la pandemia de coronavirus, informaron las autoridades.
La mayoría de los sin techo viven en Los Ángeles, que tuvo un aumento de 14,2% a 41.290, según datos publicados por la Autoridad de Servicios para Personas sin Hogar de Los Ángeles.
El conteo anterior, hace un año, también reflejó un salto de 12% en el condado con una de las mayores concentraciones de habitantes que viven en las calles. California tiene aproximadamente 150.000 personas en situación de calle, más que cualquier otro estado del país.
La crisis es visible en el centro de Los Ángeles, donde cientos de personas viven en chozas alineadas a lo largo de cuadras enteras en el famoso barrio conocido como Skid Row. Suelen aparecer carpas en la parte exterior pavimentada del ayuntamiento. Se encuentran cada vez más campamentos en áreas suburbanas bajo pasos elevados de autopistas.
El conteo anual de personas sin hogar de enero se realizó antes de que el brote de COVID-19 paralizara la economía y provocara que muchas personas perdieran sus empleos — muchas de las cuales ya gastaban casi la mitad de sus ingresos en renta en una ciudad con una seria escasez de viviendas asequibles.
«Éstas son personas que están a una paga, una tragedia familiar, crisis de atención de salud, accidente vehicular — lo que sea — de perder su vivienda», dijo esta semana Heide Marston, la nueva directora de la Autoridad de Servicios para Personas sin Hogar.
Se calcula que el país necesita más de medio millón de nuevas unidades de vivienda asequible para cubrir la demanda actual, según un reporte de 2020 de la Sociedad de Vivienda de California.
El condado de Los Ángeles instituyó una moratoria de desalojos durante la pandemia. Marston teme que muchas personas se quedarán sin hogar cuando caduque a finales de junio.
Si estos números desoladores tienen algún aspecto favorable, dijo Marston, es que el coronavirus obliga a las autoridades a mejorar la movilización de la gente al interior. Unos 6.000 residentes sin hogar ya han sido colocados en albergues desde que comenzó el brote, agregó.
Más de la mitad de ellos fueron colocados en hoteles bajo el Proyecto Roomkey, un programa estatal creado para sacar de las calles temporalmente a los más vulnerables al COVID-19. Los cuartos están reservados para personas mayores de 65 años y aquellos que padecen trastornos de salud crónicos.
El número de quienes recibieron albergue durante la pandemia es, hasta ahora, menos de la mitad de la meta anunciada de 15.000, y funcionarios del condado han aceptado que el proceso fue más complicado que el anticipado.
Las personas de raza negra representan 34% de quienes viven en las calles en el condado de Los Ángeles, a pesar de que constituyen apenas el 8% de la población general, según los datos.
«Estar sin hogar es sin duda un derivado del racismo», dijo Marston.
La crisis no puede lidiarse en las calles sin confrontar el racismo arraigado en la justicia criminal, las políticas de zonificación, las prácticas de préstamos y el bienestar infantil, dijo el supervisor del condado de Los Ángeles, Mark Ridley-Thomas.
La Autoridad de Servicios para las Personas sin Hogar del condado dijo que ayudó a casi 22.770 personas a mudarse a una vivienda permanente durante 2019, un ritmo que hubiera podido acabar rápidamente con las personas sin hogar si las presiones económicas no hubieran sacado a miles de personas más de sus casas.
«Todos los días ayudamos a 207 personas a encontrar vivienda, mientras 227 individuos se quedan sin techo. Todos los días», dijo Ridley-Thomas.
Para reducir el número, las comunidades deben superar la resistencia a la instalación de viviendas y albergues, dijo Marston.
«Necesitamos más personas que digan sí» a la habilitación de instalaciones y servicios en sus barrios, dijo.
De los que se quedaron sin hogar por primera vez en 2019, la mayoría mencionó problemas económicos como la principal causa, dijo la autoridad. El segundo motivo más citado fueron redes sociales insostenibles.
Hace cuatro años, los votantes de Los Ángeles aprobaron un aumento de impuestos y un bono de 1.200 millones de dólares para vivienda para compensar una década de inversiones masivas para ayudar a solucionar la crisis de las personas sin hogar. Ese bono se ha destinado a la construcción de más de 10.000 nuevas viviendas en el condado en los próximos 10 años.
Elise Buik, directora general de United Way del área metropolitana de Los Ángeles, dijo que la medida era un anticipo, pero que se requerían estrategias adicionales, incluso una inyección de fondos privados. Buik también exhortó a los legisladores estatales a aprobar una ley que requiera que propiedades residenciales en algunas áreas incluyan 20% de vivienda asequible.
Las autoridades estiman que 41% de personas que viven sin hogar en el condado son enfermos mentales o batallan con el consumo de drogas.
«La reacción del Ayuntamiento no es de la magnitud que corresponde a una emergencia. Y hay una emergencia en nuestras calles», dijo Estela López, del Distrito Centro de Mejora de Negocios Industriales. «A veces pienso que quienes estamos en el centro somos los únicos no insensibles a la escala del problema».
El área de Skid Row es «la primera línea de fuego» de las personas sin hogar en la ciudad, en donde la violencia es común, las drogas prevalecen y el olor de desperdicios humanos permea el aire, dijo.
Los miembros del distrito, principalmente vendedores de pescado y legumbres, pagan impuestos de propiedad adicionales para lavado de aceras bajo petición y una fuerza de seguridad privada que media las disputas y dispersa a las persona que se congregan en las puertas principales de los negocios y muelles de carga.
El conteo del condado de Los Ángeles halló un aumento de 19% de jóvenes sin hogar, definidos entre los 18 y 24 años, y un salto de 20% en personas de 62 años o más.
Aproximadamente 67% de todas las personas en las calles del área metropolitana de Los Ángeles son hombres, alrededor de 32% son mujeres y unos 0,4% se identifican como transgénero o inconformes con su género.