Pierre-Antoine Boureau con una cinta métrica instala las mesas en la terraza de un cadé en París, Foto: La Hora/AP/Michel Euler

Por THOMAS ADAMSON y THIBAULT CAMUS/AP 

Los parisinos resignados desde hace meses a la comida y el café para llevar podrán saborear su filete tártaro al aire libre en las calles empedradas de la Ciudad Luz, aunque será más difícil conseguir mesa.

La ciudad célebre por sus cafés volverá parcialmente a la vida anterior a la cuarentena con la reapertura gradual de los cafés y restaurantes.

El ayuntamiento autorizó la apertura, pero solo en las aceras. El interior permanecerá cerrado al menos hasta el 22 de junio.

El distanciamiento social obligatorio de un metro entre las mesas reducirá drásticamente el aforo. En la ciudad conocida por sus sillas diminutas y sus mesas redondas de 50 centímetros de diámetro, esto reducirá la capacidad a menos de la mitad.

En compensación, el ayuntamiento permite a los restaurantes a ampliar el espacio que ocupan en las aceras, o crearlo, sin el tramiterío burocrático habitual, hasta el 30 de septiembre. Para ello deberán comprometerse por escrito a respetar “el tránsito peatonal, la limpieza del local, la seguridad y la reducción de ruido”. Pero algunos restauranteros dicen que aún no han recibido el documento para firmar y que los detalles son vagos y confusos.

Xavier Denamur, dueño de cinco conocidos cafés y bistros del Marais, con unos 70 empleados dijo que “es maravilloso reabrir por fin, pero la zona exterior es apenas una fracción del espacio interior”. El aforo de uno de sus restaurantes, La Belle Hortense, se reducirá de 126 personas a ocho.

“Es un comienzo”, reconoció, pero “tuvimos que retirar dos de cada tres mesas exteriores”.

Los clientes podrán quitarse la mascarilla en la mesa, pero deberán usarla al ir al baño.

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