POR MARLON GONZÁLEZ Y CHRISTOPHER SHERMAN /AP
TEGUCIGALPA
Esta semana volvieron a aparecer referencias al presidente hondureño en investigaciones sobre narcotráfico de fiscales estadounidenses, ahora en una que sirvió para fincar cargos contra el exjefe de la policía nacional de Honduras.
Durante meses, la fiscalía federal en Manhattan ha sugerido en diversas investigaciones contra presuntos criminales que el objetivo final de años de investigación y de casos metódicamente sustentados podría ser el presidente hondureño Juan Orlando Hernández.
«El cerco definitivamente se está cerrando dada la información que está saliendo», dijo Eric Olson, asociado internacional del programa para América Latina de The Wilson Center. «Creo que la declaración de la fiscalía creó un vínculo aún más directo al presidente», agregó.
El hermano del mandatario, Tony Hernández, ya fue declarado culpable y aguarda su audiencia de sentencia programada para el próximo mes.
Para llegar hasta ese punto, los fiscales explicaron cómo las ganancias del narcotráfico, incluido 1 millón de dólares del capo mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán, supuestamente impulsaron el ascenso político del presidente Hernández a cambio de favores que permitieron que la cocaína se moviera libremente por el país con dirección a Estados Unidos.
Pero el jueves, mientras el fiscal federal Geoffrey Berman anunciaba los cargos contra Juan Carlos «El Tigre» Bonilla, la fiscalía señaló que el exjefe policial había supervisado el envío de varias toneladas de cocaína con destino a Estados Unidos «en nombre del exlegislador hondureño convicto Tony Hernández y su hermano, el presidente».
El presidente siempre ha negado tener vínculos con narcotraficantes y volvió a hacerlo el jueves por la noche, aunque la mayoría de los hondureños lo consideran corrupto desde hace tiempo.
Juan Orlando Hernández siempre ha dicho que las acusaciones provienen de narcotraficantes molestos porque permitió su extradición a Estados Unidos. «Ningún presidente cómplice del narcotráfico promovería e implementaría la extradición de narcotraficantes», señaló en un comunicado.
En el caso de Bonilla, Hernández tomó el crédito por destituirlo como director de la policía tras ganar las elecciones. Pero Olson apunto que Bonilla siguió en la nómina de la policía en otros cargos hasta 2016.
Aun así, el presidente Hernández recibió una llamada de su homólogo estadounidense Donald Trump hace apenas una semana.
«El presidente Trump extendió su agradecimiento por el papel fundamental que el gobierno de Honduras ha tenido en abordar las causas profundas de la migración irregular e ilegal hacia Estados Unidos», según un resumen de la Casa Blanca sobre la llamada. Sin embargo, durante algún tiempo ha habido un consenso sobre que la presidencia apenas creíble de Hernández es una de las causas fundamentales de la migración.
Y este viernes, entró en vigor un acuerdo entre Estados Unidos y Honduras que permitirá que los estadounidenses envíen a solicitantes de asilo no hondureños a la nación centroamericana en lugar de permitir que soliciten asilo en Estados Unidos.
Hernández a menudo destaca su cooperación con el gobierno estadounidense como prueba de su inocencia. Pero los fiscales federales de Nueva York parecen ver las cosas de otro modo.
Los fiscales dijeron que el hermano del presidente comentó a un testigo que Juan Orlando Hernández y él «ayudaron a Bonilla Valladares a subir de posición dentro de la Policía Nacional de Honduras, y que a cambio Bonilla Valladares protegió sus actividades de narcotráfico».
Olson, cuyo reporte del Wilson Center sobre las labores para eliminar la corrupción en la Policía Nacional de Honduras también fue mencionado en la negación de Hernández el jueves, dijo que se puede imaginar dos escenarios en el futuro. En uno, los fiscales estadounidenses acusan a Hernández cuando termine su mandato, y en el otro el mandatario encuentra una forma para buscar un tercer mandato y con ello evitar un proceso en Estados Unidos.
«Las noticias ciertamente no son buenas para el presidente», comentó Olson. «Ya está en una posición bastante complicada y políticamente debilitada».
Esa es una razón por la cual la gente ha perdido la fe en el gobierno y ve al Estado en muchas ocasiones como ilegítimo», dijo Olson. «Todo esto contribuye a la sensación de desesperanza y conduce a la migración», agregó.