Por FOSTER KLUG
TOKIO
Agencia AP
Desde hace décadas proliferan las profecías de que el régimen totalitario de Corea del Norte está a punto de colapsar, y nada ocurre.
Hubo quienes pensaban que ello era inminente tras finalizar la Guerra de Corea en 1953. Otros lo mencionaban como cosa segura durante la hambruna que asoló al país en la década de 1990, y otros lo vaticinaron cuando falleció el fundador de la nación, Kim Il Sung, en 1994. Y cuando la muerte de su hijo, Kim Jong Il, catapultó al poder a un joven que no había cumplido los 30 años en el 2011, surgieron de nuevo los presagios de que ahora sí, el fin había llegado.
A nadie sorprende, entonces, que los recientes rumores sobre el líder Kim Jong Un hayan generado pronósticos similares.
Corea del Sur cree que Kim está vivo y en control y la mayoría de los analistas coinciden en que aun si no fuese así, su hermana Kim Yo Jong probablemente se haría cargo, con ayuda de funcionarios encumbrados.
Numerosos expertos opinan que los norcoreanos capearían el temporal igual que han hecho en otras oportunidades.
¿Pero, y si no fuese así? Aquí un vistazo a la manera en que otras naciones enfrentarían la circunstancia de una catástrofe en Corea del Norte.
ESTADOS UNIDOS
Si colapsa el régimen norcoreano, lo más probable es que Estados Unidos y Corea del Sur implementarán un plan de contingencia llamado OPLAN 5029.
Ese documento fija como objetivo resguardar la frontera entre las Coreas y controlar el arsenal nuclear norcoreano en caso de que el gobierno local esté incapacitado o si hay dudas sobre el control de esas armas.
«La gran incógnita es, ¿cuándo implementamos el OPLAN y qué condiciones deben cumplirse para hacerlo? Porque lo que un país llamaría ‘estabilizar la situación’ otro consideraría una invasión y se desataría un desastre», estimó Vipin Narang, experto en temas nucleares norcoreanos en MIT.
El mayor temor de Estados Unidos es la posibilidad de que alguien use, robe o venda las armas nucleares norcoreanas.
«Si Estados Unidos no tiene planes de entrar y sacar de allí las armas nucleares, si es que sabemos dónde están, entonces no está cumpliendo con su labor», indicó Ralph Cossa, presidente emérito de la institución académica para asuntos asiáticos Pacific Forum, con sede en Hawái.
«A excepción de una circunstancia semejante, no tiene sentido que Estados Unidos o Corea del Sur se involucren en los asuntos internos norcoreanos», añadió.
El peligro de una equivocación estadounidense en esa coyuntura sería enorme. Una de las principales inquietudes será la coordinación con las fuerzas armadas surcoreanas en momentos en que las fuerzas chinas también estarán involucradas con enormes proyectos de asistencia humanitaria y militar.
El secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo declaró recientemente, cuando se le preguntó sobre la salud de Kim, que Washington seguirá exigiendo la desnuclearización total, «independientemente de lo que ocurra a lo interno del régimen».
CHINA
China es el principal proveedor de asistencia y respaldo diplomático para Corea del Norte, y considera la estabilidad política de su empobrecido vecino como necesaria para su propia seguridad.
Si bien China ha aceptado las sanciones de la ONU contra Corea del Norte por su programa nuclear, ha dicho que no aceptará nada que haga colapsar la economía, que derroque al partido oficialista o que provoque un conflicto que desate una ola de refugiados a través de la frontera.
En años recientes, China ha fortalecido sus guarniciones fronterizas. Sin embargo, muchos habitantes del lado chino de la frontera son de etnia coreana, lo que suscita temores de inestabilidad o incluso de pérdidas territoriales en una situación de crisis.
La principal inquietud china, sin embargo, es probablemente la posibilidad de tener fuerzas armadas estadounidenses y surcoreanas en su frontera, temor que llevó a China a intervenir en la Guerra de Corea 70 años atrás.
Sin embargo, un cambio de conducción en Corea del Norte probablemente no alteraría demasiado la relación, opina Lu Chao, profesor en la Academia de Ciencias Sociales de Liaoning en China.
COREA DEL SUR
Aparte de los planes conjuntos con Washington, los preparativos internos de Corea del Sur probablemente incluyen medidas para alojar a miles de refugiados norcoreanos y para designar un consejo administrativo de emergencia en el Norte.
Según cables diplomáticos estadounidenses filtrados a la prensa, el entonces asesor presidencial surcoreano Kim Sung-hwan le dijo a un diplomático estadounidense en el 2009 que la constitución surcoreana estipula que Corea del Norte es parte del territorio surcoreano y que «algunos expertos opinan que si colapsa el régimen norcoreano, tendría que establecerse allá algún tipo de entidad interina capaz de gobernar y regular el tránsito de los ciudadanos norcoreanos».
Cuando se le preguntó sobre sus planes de contingencia, el Ministerio de Unificación surcoreano aseguró que «estamos preparados para todas las posibilidades».
Un problema mayor es que, a diferencia de China, Corea del Sur no cuenta con unas fuerzas armadas capaces de estabilizar al Norte.
«Si el régimen norcoreano llega a estar al borde del colapso, lo más probable es que China envíe tropas a su aliado para imponer un gobierno que le sea afín», dijo en un reciente editorial el periódico surcoreano JoongAng Ilbo. «Seúl deberá hacer lo posible para minimizar la intervención china en el Norte basándose en su alianza con» Washington.