ROMA
Agencia DPA/Europa Press
El Papa ha lanzado un mensaje de esperanza al señalar que la humanidad no está sola «en este momento de prueba» en referencia a la pandemia de coronavirus, que mantiene en cuarentena a la mitad de la población mundial, y ha invitado a los fieles a confiar en Cristo.
«Cuando te sientes en dificultades, tus pensamientos se dirigen a Cristo: sepan que no están solos», ha dicho durante la audiencia general de este miércoles, que se ha celebrado en la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano sin presencia de fieles por las medidas de contención del contagio del coronavirus.
Así, ha señalado que el hombre de hoy ve los signos de la «muerte» que se han hecho más presentes en el horizonte de la civilización. «Vive cada vez más atemorizado, amenazado en el centro mismo de su existencia», ha señalado. Sin embargo, ha defendido que Cristo no decepciona.
Igualmente, ha señalado que la batalla» más noble» es la que se libra contra los «engaños interiores» que generan los pecados al tiempo que ha lamentado las personas que tienen un «corazón duro» porque esto les impide estar cerca de Dios. «¡Hombres duros de corazón! ¡Cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!», ha señalado el Pontífice.
Para explicar esta idea, el Papa se ha referido al encuentro de los discípulos de Emaús con Jesús después de la Resurrección. Así, ha explicado que los discípulos caminaban junto a Jesús, como se señala en el Evangelio, «sus ojos no eran capaces de reconocerlo». De este modo, ha avisado de que «cuando el corazón es duro, no se ven las cosas. «Ese es el origen de su ceguera: su corazón era duro», ha enfatizado.
Durante la catequesis, ha reflexionado sobre la bienaventuranza ‘Dichosos los que tienen el corazón puro, porque ellos verán a Dios’ (Mt 5,8) de la que ha señalado que evidencia que Dios requiere como condición la «pureza de corazón». Francisco ha hecho hincapié en que «la sabiduría» de esta bienaventuranza radica en que para poder contemplar es necesario «entrar dentro y hacer espacio a Dios». «Ese es el único camino», ha incidido.
Por esta razón, el Pontífice ha alertado de que «los pecados cambian la visión interior». «Cambian la evaluación de las cosas, te hace ver cosas que no son verdaderas, o al menos verdaderas de ese modo», ha dicho.
En este sentido, ha afirmado que mantener el corazón «puro» significa conservar lo que es «digno de una relación con el Señor verdadera, y llevar una vida integra, lineal y sencilla en su Presencia». «Hay que reconocer que, con frecuencia, nuestro peor enemigo está escondido dentro de nosotros mismos, y necesitamos convertirnos al Señor», ha apuntado.
Para el Papa, este proceso implica «reconocer la influencia del mal» que hay en cada uno y dejarse conducir «con docilidad por el Espíritu Santo». Por ello, ha invitado a los cristianos a cumplir con este «camino de maduración» que supone «renuncia, sinceridad y valentía».