Por EMILY SCHMALL y SHEIKH SAALIQ
NUEVA DELHI
Agencia AP
Las autoridades estatales en India empezaron a repartir alimentos entre los más pobres y personas repentinamente desempleadas, mientras el país comenzaba una cuarentena nacional y tanto el sector público como el privado acusaban el impacto de las medidas contra la pandemia.
El Ministerio indio de Finanzas anunció un paquete de estímulo de 1.7 billones de rupias (22,000 millones de dólares) que incluirá entregas mensuales de raciones de grano y lentejas para 800 millones de personas, en torno al 60% de la gente en el segundo país más poblado del mundo.
Entre tanto, la policía de un estado daba raciones de arroz a los habitantes de una barriada mientras el gobierno de otro estado ingresaba dinero en las cuentas bancarias de trabajadores que acababan de perder su empleo. Los grupos humanitarios, por su parte, trabajaban para ampliar de forma considerable el número de comidas que podían ofrecer.
En la mayoría de la gente, el nuevo coronavirus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. En algunas personas, sobre todos ancianos y personas con problemas médicos puede provocar enfermedades más graves como la neumonía e incluso la muerte.
La orden sin precedentes de mantener a los 1,300 millones de personas del país en casa salvo para salidas imprescindibles a lugares como supermercados o farmacias pretendía impedir que los casos del virus pasaran de los 553 registrados y sobrepasaran un sistema sanitario ya al límite de sus posibilidades.
Sin embargo, las medidas, que entraron en vigencia el miércoles -la cuarentena más grande del mundo- corrían el riesgo de agravar las penurias de la cuarta parte de la población que ya vive bajo el umbral de la pobreza y de los 1,8 millones de personas sin hogar.
Los conductores de rickshaw, vendedores itinerantes de comida, limpiadoras, jornaleros y otros trabajadores sin contrato son la base de la economía india y suponen en torno al 85% del empleo del país, según datos oficiales. Muchos de ellos compran comida con el dinero que ganan al día y no tienen ahorros a los que recurrir.
Un sinnúmero de personas se ven ahora sin trabajo y muchas familias tienen problemas para comer.
«Nuestra principal preocupación es la comida, no el virus», dijo Suresh Kumar, de 60 años, que maneja un rickshaw en Nueva Delhi. Su familia de seis miembros depende de sus ingresos diarios de apenas 300 rupias (4 dólares), señaló.
«No sé cómo me las arreglaré», dijo.