Por KATHY GANNON y RAHIM FAIEZ
KABUL
Agencia AP
La amenaza sin precedentes de Washington de recortar mil millones de dólares de financiamiento a Afganistán, en respuesta a la negativa de sus dos líderes rivales a trabajar juntos en el proceso de paz, coincide con el riesgo de que la empobrecida nación se vea sobrepasada por la pandemia del coronavirus.
Tanto el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, como su rival, el exdirector general del país, Abdullah Abdullah, se culparon mutuamente por no resolver sus diferencias, que provocaron la amenaza del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, de reducir las ayudas.
Pompeo desafió las restricciones casi globales a los vuelos introducidas por el virus para viajar a Kabul el lunes. Se reunió con ambos líderes y se marchó sin asegurar un acuerdo de gobierno.
En un mensaje televisado, Ghani dijo al país que las peticiones de Abdullah de compartir el poder eran anticonstitucionales. Por su parte, Abdullah dijo que la visita de Pompeo había sido una oportunidad perdida.
Tras su visita urgente y no anunciada a Kabul, Pompeo viajó al Golfo Pérsico para reunirse con un líder talibán. Washington firmó el mes pasado un acuerdo con los insurgentes afganos, dando un primer paso para retirar sus tropas de Afganistán para mediados de 2021.
Pompeo indicó que el gobierno de Trump recortaría los mil millones de dólares en ayudas a Afganistán y reduciría toda su cooperación con el país si Ghani y Abdullah no se ponían de acuerdo para formar un nuevo gobierno. En declaraciones a la prensa a bordo de su avión en el viaje de regreso, Pompeo dijo confiar en que los dos «entrarán en razón y no tendremos» que recortar las ayudas, aunque «estamos preparados para hacerlo».
El acuerdo de paz contemplaba la celebración de conversaciones con todas las facciones afganas rivales para dar forma al futuro del país. Sin embargo, Washington señaló desde el principio que el ritmo de retirada de sus tropas dependía de que el Talibán persiguiera a grupos terroristas y ayudara en la lucha contra la milicia extremista Estado Islámico, y no iba asociada al éxito de las negociaciones intraafganas.
Un alto cargo del gobierno afgano familiarizado con las reuniones de Pompeo en Kabul dijo el lunes que no había resultados por el momento, aunque los esfuerzos seguían en marcha. Habló con The Associated Press bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a informar a la prensa.
Ghani y Abdullah, su principal rival en las disputadas elecciones presidenciales del pasado septiembre, han librado una agria lucha por el poder, y este mes celebraron sendas ceremonias de investidura reclamando la presidencia.
Mientras el resto del mundo combate la pandemia del coronavirus, los afganos han acudido a medios sociales y medios locales para expresar su frustración por la falta de acción de su gobierno. Afganistán solo ha identificado 42 casos del virus, aunque se teme que la cifra real pueda ser mucho mayor, después de que más de 137,000 afganos regresaran desde principios de año de Irán, donde se concentra el peor brote en Oriente Medio. Irán ha reportado más de 1.800 muertes y 23,000 casos del virus.