Por JON GAMBRELL
DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos
Agencia AP
Irán se está preparando para la posibilidad de que «decenas de miles» de personas se sometan a pruebas para detectar un nuevo coronavirus mientras el número de casos confirmados aumentó nuevamente hoy en la República Islámica, subrayando la preocupación generada por el brote en la nación.
El COVID-19, la enfermedad causada por el virus, deja por el momento 43 muertos de los 593 casos confirmados en el país, explicó Kianoush Jahanpour, vocero del Ministerio de Salud iraní en una conferencia de prensa. El portavoz rechazó además un reporte del servicio en farsi de la BBC que, citando fuentes médicas anónimas, afirmaba que el número de víctimas mortales era cuatro veces mayor.
Pero el porcentaje de decesos sobre contagios dejaría la tasa de mortalidad del virus en Irán en el 7%, mucho más alta que en otros países. Expertos de la Organización Mundial de la Salud y otros temen que el país pueda estar reportando menos contagios de los que en realidad registra.
Sin embargo, aunque sacó camiones y personal para fumigar las calles, las autoridades siguen minimizando la magnitud del brote.
«Durante los 10 días que llevamos hablando del coronavirus en el país, más de 480 ciudadanos murieron en accidentes de tránsito, pero nadie se ha dado cuenta», afirmó Jahanpour.
Desde su aparición en China a finales de diciembre, el virus ha infectado a más de 85 mil personas y causó más de 2 mil 900 muertes en todo el mundo. Irán, con 43 fallecidos, tiene la mayor tasa de mortalidad fuera de China. La mayoría de los más de 720 casos confirmados en todo Oriente Medio están relacionados con la República Islámica.
El viernes en la noche, la BBC en persa citó a fuentes de la comunidad médica iraní que situaron el número de decesos en al menos 210. La televisora estatal saudí y medios asociados, así como grupos iraníes en el exilio, se hicieron eco del dato en medio de sus disputas políticas más amplias con Teherán.
Jahanpour dijo que el reporte tenía motivaciones políticas, mezclaba los decesos por coronavirus con otros y se basaba en fuentes que no tenían acceso a los laboratorios iraníes que realizan las pruebas de la enfermedad.
«El medio de la reina, BBC en persa, está preocupado por quedar por detrás de las redes saudíes y albanesas en la ‘competición de mentiras'», apuntó. En Albania se asienta el grupo de exiliados iraní Mujahedeen-e-Khalq.
En la misma conferencia de prensa, Jahanpour sugirió que «decenas de miles» podrían someterse a las pruebas del virus. Además, animó a la población a evitar los actos masivos, incluyendo los funerales por los muertos.
«El lugar más seguro son nuestras casas y nuestras ciudades», afirmó el vocero.
Antes el sábado, Baréin amenazó con emprender acciones legales contra quienes llegaron de Irán y no se sometieron a pruebas para detectar el COVID-19 y prohibió las concentraciones públicas por dos semanas.
La pequeña nación insular, ubicada ante la costa saudí, sea visto afectada por el virus y suspendió todos los vuelos para frenar su propagación.
Todos los casos positivos en Baréin están relacionados con Irán, donde la enfermedad afectó incluso a altos cargos, y los expertos temen que la cifra real de afectados en la República Islámica pueda ser mucho más alta.
Antes del anuncio del brote en Irán, 2 mil 292 personas procedentes de Irán entraron al reino, explicó el Ministerio del Interior de Baréin en un comunicado. De ellos, solo «310 ciudadanos» llamaron a las autoridades y pasaron controles, agregó la nota, planteando la posibilidad de que los que no lo hicieron puedan ser detenidos y acusados si se niegan.
«Los procedimientos legales se tomarían contra cualquiera que regresó desde Irán en febrero y no llamó para pedir cita para las pruebas», señaló el ministerio. «Esto subraya que la prevención del brote de la infección es responsabilidad de los individuos y la sociedad en conjunto».
Baréin, que está gobernado por suníes, mantuvo durante años una campaña de represión contra la disidencia luego de Primavera Árabe de 2011, en la que la población chií, que es mayoritaria, reclamó más libertad política. Los insurgentes perpetraron pequeños y esporádicos atentados desde entonces, de los que las fuerzas de seguridad culpan a Irán, la potencia chií de Oriente Medio.
Por otra parte, Arabia Saudí anunció el sábado que impedirá que ciudadanos del Consejo de Cooperación del Golfo visiten los sitios más sagrados del islam, La Meca y Media, por temor a la propagación del coronavirus. El grupo está integrado por Baréin, Kuwait, Omán, Catar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
Riad ya había vetado el jueves la entrada de peregrinos extranjeros a estos lugares, alterando los planes de miles de musulmanes que ya se dirigían al reino. La decisión podría afectar a millones de fieles antes del mes sagrado de ayuno, el Ramadán, y la peregrinación anual del haj.