MADRID
Agencia DPA/Europa Press
El número de muertos que han dejado los enfrentamientos entre defensores y detractores de la polémica Ley de Ciudadanía en Nueva Delhi ha ascendido hoy a 42, entre los que se encuentra un jefe policial, mientras que los heridos superan las 300 personas, según han informado medios locales.
Las manifestaciones, que tienen lugar desde hace ya cinco días, derivaron en disturbios entre partidarios y críticos de la normativa, que a su vez se han enfrentado a las fuerzas de seguridad, según informaciones de la cadena de televisión NDTV.
En la zona también se han registrado altercados como la quema de vehículos y de comercios y destrozos de mobiliario urbano, especialmente en el distrito de Bhajanpura, en el noreste de la ciudad. Por el momento, doce comisarías de la ciudad se han visto afectadas.
Algunos de los enfrentamientos más violentos han tenido lugar después de que el asesor de Seguridad Nacional, Ajit Doval, visitara las áreas más afectadas y ofreciera garantías personales de que el Gobierno restablecerá la calma.
El ministro del Interior indio, Amit Shah, ha acusado a la oposición de mentir a la hora de criticar la legislación y ha recalcado que la medida no tiene como objetivo «acabar con la ciudadanía de las minorías».
«Los partidos de la oposición están en contra de la ley porque dicen que las minorías perderán la ciudadanía. ¿Por qué están mintiendo? La Ley de Ciudadanía es una normativa que da la ciudadanía, no busca en absoluto quitársela a nadie», ha matizado.
Tanto Shah como el Gobierno del primer ministro, Narendra Modi, aseguran que la ley solo busca ayudar a aquellos que están siendo perseguidos por motivos religiosos en sus respectivos países.
«¿No deberían tener la ciudadanía india? ¿No deberían protegerse sus Derechos Humanos?», ha insistido ante las críticas de los opositores, que aseguran que la normativa –combinada con un nuevo censo–, puede ser utilizada para atacar a aquellos musulmanes que no cuenten con los documentos necesarios para demostrar su ciudadanía.
Así, Shah ha acusado a los detractores de incitar a la violencia mediante una campaña de desinformación. «Están instigando a la gente y fomentando disturbios», ha aseverado. El ministro, que controla la Policía de Nueva Delhi, se ha enfrentado a duras críticas y a peticiones de dimisión por la violencia registrada durante los últimos días en la zona.
El gubernamental Partido Popular de India (BJP) lo ha defendido y ha afirmado que se trata de una persona «muy proactiva» que ha tomado medidas desde el primer momento en que se registraron enfrentamientos, los cuales comenzaron cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, se encontraba en el país en el marco de una visita oficial.
Por su parte, el ministro principal de Nueva Delhi, Arvind Kejriwal, se ha reunido con algunas de las víctimas y ha exigido que esta «locura debe terminar de inmediato».
Además, más de un centenar de personas han sido detenidas por las fuerzas de seguridad por su presunta relación con la violencia que, tal y como destaca la Policía, se encuentra «bajo control».
La reforma legal, que facilita la nacionalidad para las minorías religiosas llegadas antes de 2015 desde Bangladesh, Pakistán o Afganistán, asumiendo que sufrieron persecución, ha sido tachada por sus detractores como una ley «antimusulmana».