WASHINGTON
Agencia AP
A lo largo de un año, los aspirantes a la nominación presidencial demócrata se manejaron con relativa civilidad, hablando de la unidad y sin lanzarse críticas punzantes.
Todo eso quedó atrás.
El debate del miércoles se caracterizó por explosivos cuestionamientos que pusieron en evidencia las divisiones ideológicas y la animosidad personal entre algunos de los candidatos.
Elizabeth Warren dijo que Bernie Sanders encabezaba un movimiento que ampara el hostigamiento a través de la internet. Amy Klobuchar acusó a Pete Buttigieg de tildarla de boba. Y todos los candidatos la emprendieron contra Mike Bloomberg, que participaba por primera vez en un debate, cuestionando posturas suyas en torno a la raza, el género y el uso de su enorme fortuna personal para tratar de llegar a la Casa Blanca.
Para muchos candidatos, este debate puede haber sido un asunto de vida o muerte a pesar de que ha habido votaciones en solo dos estados hasta ahora en las primarias. Incluido Joe Biden, quien quedó rezagado en esas consultas y debe demostrar que es un candidato viable.
Los conflictos internos pueden ser un problema para un partido que busca un candidato sólido que pueda hacerle frente a Donald Trump en las elecciones de noviembre. De hecho, los republicanos se deleitaban viendo cómo los demócratas se daban palos entre sí.
Después del debate, la portavoz de la campaña de Trump Kayleigh McEnany dijo que «el Partido Demócrata está en pleno colapso».
Los enfrentamientos virulentos eran tal vez inevitables en vista de que quedan muchos candidatos y que se está entrando en una etapa de definiciones. Mañana se llevará a cabo el caucus de Nevada y el 29 de febrero se votará en Carolina del Sur. A la vuelta de la esquina está también el Supermartes del 3 de marzo, en el que se votará en una docena de estados.
El buen desempeño de Sanders hasta ahora hace que sus rivales teman que logre una ventaja inalcanzable en marzo, en que California y Texas reparten una gran cantidad de delegados a la convención nacional. Los moderados, que creen que Sanders no tiene posibilidades de llegar a la presidencia por ser demasiado radical, ven con aprensión la llegada de Bloomberg, que puede dividir más todavía el voto anti-Sanders.
Bloomberg no se presentó a ninguna contienda hasta ahora y no lo hará por otras dos semanas. Pero lanzó una impresionante campaña publicitaria y las últimas encuestas indican que está generando mucho interés en los estados del Supermartes.
El debate del miércoles representó la primera oportunidad que tuvieron sus rivales de cuestionarlo y no perdieron tiempo en hacerlo.
Warren, quien trata de salvar lo que en algún momento pareció una candidatura promisoria, fue particularmente dura y comparó a Bloomberg con otro magnate neoyorquino: Trump.
«Los demócratas corren un enorme riesgo si sustituimos un multimillonario arrogante por otro», expresó. Y puso varias veces a Bloomberg a la defensiva en relación con los acuerdos de confidencialidad que hizo firmar a empleadas de la empresa informativa que lleva su nombre.
Bloomberg estaba preparado para los cuestionamientos, pero tal vez no para su virulencia y a menudo trastabilló con sus respuestas. Cuando se le preguntó por comentarios que hizo sobre las mujeres y que le crearon problemas, simplemente dijo que a algunas empleadas «no le gustaron mis bromas».
Bloomberg tuvo sus mejores momentos cuando se fajó con Sanders, a quien no le da posibilidades de llegar a la presidencia.
«Si es nuestro candidato, tendremos a Donald Trump por otros cuatro años», afirmó. «No podemos permitirlo».
Otros candidatos acusaron a Sanders de ser un político que genera muchas divisiones y que no ofrece detalles acerca de cómo financiará sus propuestas sobre un seguro médico universal.