Por JOHN FLESHER
AKRON, Iowa, EE.UU.
Agencia (AP)
En los últimos años Fred Zenk construyó dos establos capaces de albergar 2 mil 400 cerdos. Estructuras de metal y cemento largas, blancas, comunes en las zonas rurales del centro del país.
Este ganadero de Iowa no satisfizo algunos requisitos, entre ellos la obtención de permisos de construcción y un plan para disponer del estiércol. Pero su operación pasó mayormente inadvertida para los reguladores, igual que tantas otras en el país, por lagunas en las normas y deficiente verificación del cumplimiento de leyes pensadas para mantener el aire y el agua limpios.
El pollo, la carne vacuna y la de cerdo son cada vez más accesibles en Estados Unidos por la consolidación de la industria y un aumento en las operaciones que crían decenas de miles de animales. Pero las agencias federales y estatales encargadas del medio ambiente carecen de información básica, cómo su ubicación, cuántos animales crían y qué hacen con el estiércol.
Los animales y sus excrementos tienen aguas malolientes. Los establos despiden sustancias que contaminan el aire, promueven el cambio climático y han sido vinculadas con enfermedades como el asma. El hedor del estiércol –que se almacena en pozos debajo de los establos o en lagunas y es usado como fertilizante en las tierras cultivables– puede amargarle la vida a la gente de la zona.
Históricamente, la carne y los productos lácteos fueron producidos por granjas independientes que criaban sus animales en corrales y pastizales. Pero la ganadería es controlada ahora por empresas gigantescas que contratan a los ganaderos para que críen ganado con la eficiencia de fábricas ensambladoras de autos en establos y unidades de engorde que parecen depósitos.
La proliferación del manejo empresarial de la ganadería ha enfrentado a vecinos en las asambleas comunitarias e incluso en juzgados. Iowa, el principal productor de cerdos y de gallinas ponedoras, es un importante campo de batalla.
«Es una lucha por la supervivencia», dijo Chris Petersen, quien sigue criando cerdos en corrales al aire libre.
Michele Merkel, exabogada de la Agencia de Protección Ambiental (APA) que se fue de ese organismo molesta por su reticencia a castigar la contaminación de las grandes firmas y es ahora codirectora de la organización de activistas Food & Water Justice, dijo que la industria «ha evitado toda regulación efectiva y toda rendición de cuentas por mucho tiempo».
Organizaciones del sector afirman que hay abundantes regulaciones y que la ganadería simplemente se está adaptando a la tecnología, el equipo y los métodos más modernos.
«Reaccionamos a lo que nos pide el mercado», sostuvo Brady Reicks, cuya firma administra numerosas estructuras grandes de cría de cerdos al noreste de Iowa. «Lo hacemos de una forma responsable, con pasión. Impulsa el crecimiento de las zonas rurales de Iowa y ayuda a alimentar al mundo».
La APA empezó a contar las operaciones ganaderas con métodos industriales bajo el gobierno de Barack Obama, pero dio un paso atrás cuando el sector comenzó a radicar demandas. En su lugar decidió producir estadísticas de las operaciones más grandes.
Hacia el 2018, la APA tenía contabilizadas 20 mil 300 de estas operaciones a nivel nacional, cinco veces la cantidad de hace cuatro décadas.
Esta´, sin embargo, es una fracción ínfima del total. El Departamento de Agricultura calcula que hay más de 450 mil, la mayoría de ellas demasiado pequeñas como para ser incluidas en la cuenta de la APA.
Los reguladores no tenían una idea cabal de la cantidad de haciendas ganaderas que había en Iowa en el 2017. Bajo presión del gobierno nacional, el Departamento de Recursos Naturales analizó fotos aéreas y descubrió 4 mil 200 operaciones de las que el gobierno estatal no tenía noticias.
La Plymouth County de Zenk era una de ellas.
«No sabíamos nada acerca de su operación», dijo Sheila Kenny, de la agencia estatal protectora del medio ambiente.
Zenk admitió haber violado los reglamentos, pero dijo que no se hizo daño alguno. Pagó una multa de 4 mil 500 dólares.
«Piensas que puedes burlar las normas de vez en cuando, y no puedes hacerlo», expresó, caminando entre sus establos, tractores y contenedores de forraje.
Los reguladores del estado dicen que la detección de estas operaciones indica que el sistema funciona. Otros, en cambio, afirman que esta experiencia demuestra lo fácil que es no ser detectado.
Encerrar miles de animales en un sitio genera enormes cantidades de estiércol, el cual es almacenado y luego usado como fertilizante en las zonas de cultivo.
Agrupaciones ambientalistas dicen que a veces las tierras de cultivo no pueden usar todo el estiércol disponible. El excedente es una sustancia contaminante que hasta 1972 no estuvo regulada.
En el condado de Emmett, Iowa, el agricultor Gordon Garrison demandó a una operación vecina con 4 mil 400 cerdos, aduciendo que el estiércol de sus tierras de cultivo contaminaba un arroyo que pasa por su propiedad y desemboca en el río Des Moines.
«Me usan a mí como vertedero de sus desechos», se quejó Garrison.
Las haciendas ganaderas producen aproximadamente el 70% de las emisiones de amoníaco del país, además de gases que contribuyen al calentamiento global, sobre todo metano.
Pero no se les exige que consigan permisos. El gobierno no ha decidido cómo medir las emisiones de establos, unidades de engorde, lagunas de almacenamiento de estiércol y tierras de cultivo.
Bajo el gobierno de Donald Trump la APA exime a las operaciones ganaderas de cumplir con leyes que se aplican a industrias que liberan grandes cantidades de contaminantes del aire.
Los detractores del gobierno dicen que el olor de los viejos corrales no se compara con el poderoso hedor que generan las operaciones de hoy.
«No quieres estar cerca», dijo Brad Trom, agricultor del condado de Dodge en Minnesota, quien vive a unos 5 kilómetros (3 millas) de 11 estructuras con 30 mil cerdos. Asegura que el hedor que sale de allí no deja de asombrarlo.
Los ganaderos, por su parte, dicen que tratan de reducir esos hedores pero que son parte normal de la vida del campo.
«Nunca viví en una hacienda que no tenga las fragancias de la naturaleza», declaró Gary Sovereign, criador de cerdos del condado de Howard en Iowa.