La duquesa de Cornwall, Gran Bretaña, Camilla Parker-Bowles, coloca una vela junto al Monumento Internacional en el campo de concentración Auschwitz-Birkenau. FOTO LA HORA/AP/MARKUS SCHREIBER.

Por VANESSA GERA
OSWIECIM, Polonia
Agencia AP

Los sobrevivientes del campo de concentración Auschwitz-Birkenau oraron y lloraron mientras conmemoraban el aniversario 75 de su liberación, cuando regresaron el lunes al lugar donde perdieron familias enteras y advirtieron sobre el crecimiento amenazante del antisemitismo y odio en el mundo.

«Tenemos entre nosotros a los últimos sobrevivientes, los últimos de quienes vieron el Holocausto con sus propios ojos», dijo el presidente polaco Andrzej Duda a los reunidos, entre quienes estaban el presidente alemán, así como líderes judíos, cristianos y musulmanes.

«La magnitud del crimen perpetrado en este lugar es terrorífica, pero no debemos apartar la mirada de esto y no debemos olvidarlo», dijo Duda.

Aproximadamente 200 sobrevivientes asistieron, muchos de ellos judíos y no judíos mayores que viajaron desde Israel, Estados Unidos, Australia, Perú, Rusia, Eslovenia y otras partes. Muchos perdieron padres y abuelos en Auschwitz u otros campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial, pero los acompañaron hijos, nietos e incluso bisnietos.

Se reunieron bajo una enorme carpa acondicionada extendida sobre las ferrovías que transportaban a las personas a Birkenau, parte del extenso complejo donde asesinaron a la mayoría de los judíos en cámaras de gas para luego ser cremados. Auschwitz fue liberado por el ejército soviético el 27 de enero de 1945.

Ronald Lauder, presidente del Congreso Judío Mundial, sacó lágrimas de los asistentes cuando narró la historia de un sobreviviente separado de su familia: el hombre vio a su hija pequeña, con un abrigo rojo, caminar rumbo a su muerte, convirtiéndose en un pequeño punto rojo a la distancia antes de desaparecer para siempre.

«No permitamos que esto vuelva a suceder a cualquier persona», dijo Lauder, como advertencia al creciente antisemitismo.

Al terminar la guerra, cuando «el mundo finalmente vio las fotografías de las cámaras de gas, nadie en su sano juicio quería ser asociado con los nazis», recordó. «Pero ahora veo algo que nunca pensé que vería en mi vida: la abierta y descarada propagación del odio antisemita».

La mayoría de los 1,1 millones de personas asesinadas por las fuerzas alemanas nazis en los campos eran judíos, pero otros polacos, rusos y romaníes fueron encarcelados y asesinados ahí.

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