Un velero navega por delante de un incendio activo en la costa de Eden, en Nueva Gales del Sur, Australia, hoy. FOTO LA HORA/AP/RICK RYCROFT.

Por NICK PERRY
EDEN, Australia
Agencia AP

Miles de personas abandonaron sus hogares, y helicópteros llevaron suministros a localidades en peligro por la cercanía de los incendios hoy, mientras el calor y el viento amenazaban a comunidades del sureste de Australia ya arrasadas por las llamas.

El peligro se centra en Nueva Gales del Sur y Victoria, los estados más poblados del país, donde las temperaturas y la intensidad del viento se incrementaron tras varios días de condiciones relativamente benévolas.

Los bomberos trabajaban durante la noche para evitar que las llamas llegasen a zonas pobladas mientras los feroces vientos dispersaban las llamas en múltiples direcciones.

El Servicio de Bomberos Rurales de Nueva Gales del Sur advirtió que localidades costeras al sur de Sydney, incluyendo Eden, Batemans Bay y Nowra, podrían volver a estar en peligro semanas después de que el fuego arrasó sus viviendas. A primera hora de hoy, los incendios activos en la región estaban controlados, pero un fuerte cambio en la dirección del viento previsto para más tarde en el día podría reactivarlos, explicó el comisionado del departamento de bomberos, Shane Fitzsimmons, a reporteros.

La magnitud de los daños causados por el fuego no se conocerá hasta el sábado por la mañana, dijo la primera ministra del estado, Gladys Berejiklian.

«Sabemos que va a ser una noche larga y difícil», afirmó Berejiklian.

En el vecino estado de Victoria se emitieron órdenes de evacuación para zonas alpinas, y el primer ministro regional, Daniel Andrews, suplicó a los residentes que presten atención a las alertas y que eviten confiarse, aunque no se reporten nuevos daños.

«A pesar de estos incendios sin precedentes, no tenemos desaparecidos, no tenemos más fallecidos y no tenemos más comunidades aisladas», dijo Andrews a reporteros. «Ahora, todo esto puede cambiar y ese es tal vez el recordatorio más poderoso de que debemos seguir vigilantes. Por favor, escuchen las advertencias y hagan lo que se les pida. Si les dicen que abandonen una comunidad, y pueden hacerlo, entonces deberían irse».

La crisis de incendios que afecta al sureste de Australia se ha cobrado al menos 26 vidas desde septiembre, destruyó 2.000 viviendas y arrasó una zona equivalente a poco más que la superficie de Panamá.

El primer ministro del país, Scott Morrison, dijo que el ejército está en espera para ayudar a los bomberos y a las agencias de emergencias.

«Di instrucciones muy claras para que están listos para moverse y ayudar de inmediato», señaló Morrison el viernes.

En las zonas amenazadas por los incendios, las temperaturas rondaban los 40 grados Celsius (104 Fahrenheit) y seguía la sequía el viernes.

Los incesantes fuegos centraron la atención de muchos australianos en la adaptación del país al cambio climático. Morrison enfrentó a duras críticas por minimizar la necesidad de que su gobierno aborde el cambio climático, que según los expertos ayuda a intensificar los fuegos.

Miles de personas se manifestaron el viernes en ciudades de todo el país para pedir acciones contra el cambio climático y la renuncia de Morrison.

El grupo ambientalista WWF-Australia estima que 1.250 millones de animales han muerto por los incendios, además de las pérdidas de ganado, que el gobierno estima que puedan superar los 100.000 animales.

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