TOKIO
Agencia DPA/Europa Press
El Gobierno japonés ha aplazado hasta 2029, por motivos de seguridad, la retirada de las barras de combustible almacenadas en los dos primeros reactores de la central de Fukushima I, el epicentro del desastre nuclear provocado por el terremoto y el tsunami de 2011 en Japón, en una decisión adoptada hoy que amenaza con enmarañar todavía más el largo, complejo y costoso proceso de desmantelación y limpieza de las instalaciones.
El retraso del proceso tiene como objetivo garantizar la seguridad total del encofrado del reactor número 1 para evitar la diseminación de polvo radioactivo y descontaminar por completo el segundo reactor.
«Es un proceso muy difícil y muy largo, y no hay forma de hacerse a la idea de lo que cabría esperar. Lo más importante es la seguridad de nuestros trabajadores», ha explicado hoy el ministro de Industria japonés, Hiroshi Kajiyama, en rueda de prensa recogida por la agencia oficial de noticias japonesa Kyodo.
Ocho años después de la tragedia, la situación todavía es muy volátil. De hecho, este mes de octubre los investigadores hallaron micropartículas ricas en cesio altamente radiactivo en suelos de una amplia gama de ubicaciones hasta 60 kilómetros de la central.
Con todo, se trata de la cuarta vez que se retrasa la retirada de las barras de combustible en los dos primeros reactores, los más afectados por la catástrofe. Es la parte más difícil del proceso de limpieza, según los expertos, porque necesita de un «brazo robot» para retirar los restos entre potentes chorros de agua para enfriar los núcleos fundidos.
A ello se suman los problemas constantes de almacenamiento del millón de toneladas de agua contaminada que actualmente contiene la planta y que han llevado tanto al Gobierno como a la operadora de la planta, la Tokyo Electric Power, a remodelar constantemente el calendario de un proceso que durará décadas y podrían costar en torno a 21,5 billones de yenes (unos 170 mil millones de euros), casi el 20% del presupuesto anual del país.