LONDON
Agencia AP
Los políticos laboristas han iniciado la contienda por la conducción del partido opositor británico tras su aplastante derrota en las elecciones nacionales de la semana pasada.
Keir Starmer, vocero del partido en asuntos del Brexit, la influyente legisladora Yvette Cooper y otros insinuaban hoy que disputarían la sucesión de Jeremy Corbyn en la campaña que se desarrollará el año próximo. La pregunta clave para los laboristas es si la causa de su peor derrota desde 1935 fue el programa electoral o la conducción del partido, o ambos.
El Partido Conservador del primer ministro Boris Johnson obtuvo un triunfo decisivo en la elección nacional, lo que le permite avanzar en sus esfuerzos para lograr la aprobación parlamentaria de su acuerdo sobre el Brexit con la Unión Europea. Muchos legisladores conservadores nuevos provienen de distritos que durante décadas fueron baluartes laboristas. Los conservadores tienen ahora 365 de las 650 bancas en la Cámara de los Comunes, contra 203 de los laboristas.
El ex primer ministro laborista Tony Blair atribuyó la derrota directamente a Corbyn, a quien acusó de aplicar una política de «indecisión casi cómica» sobre el Brexit que disgustó por igual a las dos partes en el debate.
«Creo que con una conducción distinta hubiéramos conservado en buena medida nuestros votos en distritos tradicionalmente laboristas», dijo Blair. Corbyn «fue la encarnación política de un socialismo cuasi revolucionario, mezcla de política económica de extrema izquierda y una profunda hostilidad hacia la política exterior occidental que nunca ha atraído ni atraerá a los votantes laboristas tradicionales».
Corbyn, quien se ha negado a renunciar inmediatamente, dijo que no será el líder del partido en la próxima elección y lo ayudará a «reflexionar» sobre el desastre electoral.