POR PAOLA FLORES/AP
LA PAZ
Los bloqueos de partidarios al expresidente Evo Morales en las afueras de las principales ciudades de Bolivia están ocasionando escasez de gasolina y de alimentos, lo que presiona al gobierno interino que busca abrir un diálogo para poner fin a cuatro semanas de convulsión social y política en la nación andina.
La Paz es la principal afectada por el desabastecimiento de gasolina y alimentos desde hace cuatro días cuando recrudecieron los enfrentamientos entre los seguidores de Morales y las fuerzas de seguridad. La escasez también golpea a la ciudad oriental de Santa Cruz, motor agroindustrial del país.
El ministro de Hidrocarburos, Víctor Hugo Zamora, informó hoy a la televisora ATB que están tratando de reabastecer la ciudad de La Paz con un convoy, pero que se les está complicando por el bloqueo y unas zanjas abiertas por los manifestantes en la ruta.
“Estamos intentando llevar un convoy de gasolina y gas”, aseguró, al tiempo en que señaló que no pueden llegar a un diálogo porque, según él, no hay una demanda clara por parte de los protestantes.
La planta del energético en la vecina ciudad de La Paz estaba rodeada de lugareños que han levantado barricadas para exigir el retorno de Morales, quien está asilado en México, y presionar por la renuncia de la autoproclamada presidenta interina Jeanine Áñez.
“Hasta que ella se vaya no vamos a levantar el bloqueo”, dijo a The Associated Press la boliviana María, una joven que prefirió no dar su apellido y que llevaba puesto un tapabocas.
En Santa Cruz, productores denunciaron que las frutas y verduras se estaban pudriendo debido a que los bloqueos han impedido que los camiones cargados abastezcan los mercados.
Mientras tanto, el gobierno transitorio de Áñez y grupos movilizados afines al expresidente Morales buscaban abrir negociaciones con el apoyo de las Naciones Unidas, aunque los esfuerzos no parecían claros y los partidarios del exgobernante arreciaban su exigencia de que Áñez se vaya.
El enviado de las Naciones Unidas, Jean Arnault, convocó a una “mesa de diálogo” a dirigentes y legisladores del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales, con apoyo de los obispos católicos, dijo el ministro de la Presidencia, Jerjes Justiniano.
Pero la muerte de nueve cocaleros seguidores del expresidente Morales a manos de las fuerzas de seguridad el viernes puso en entredicho el llamado a la paz de la presidenta interina Áñez, quien había señalado que la pacificación del país y la convocatoria a nuevas elecciones en tres meses son su prioridad.
Tras las muertes, los cocaleros dieron un ultimátum a Áñez para que renuncie y repliegue a las fuerzas de seguridad que les impiden ingresar a la ciudad de Cochabamba en el centro del país.
La crisis estalló al día siguiente de las elecciones del 20 de octubre. Primero fueron protestas en las ciudades en contra de Morales, al que acusaron de montar un fraude electoral para reelegirse a un cuarto mandato. Tras la renuncia del mandatario el 10 de noviembre, ahora son sus seguidores los que están movilizados en las calles.
Las protestas han dejado hasta el momento al menos 23 muertos y más de 700 heridos, según el Defensor del Pueblo.