Por NICOLE WINFIELD
CIUDAD DEL VATICANO
Angencia (AP)
El Papa Francisco pidió disculpas hoy a los obispos y los líderes tribales de la Amazonía luego de que ladrones se llevaron unas estatuas indígenas de una iglesia en el área del Vaticano y las arrojaran al río Tíbet, en una atrevida muestra de oposición conservadora al primer Papa latinoamericano en la historia.
Hablando como “el obispo de Roma”, Francisco insistió en que las estatuas labradas en madera de mujeres desnudas embarazadas fueron colocadas en esa iglesia “sin ninguna intención de idolatría”, en oposición a las afirmaciones conservadoras de que eran símbolos de veneración pagana e idólatra.
Francisco ofreció la disculpa mientras su sínodo de tres semanas sobre la Amazonía está por terminar mañana, cuando más de 180 obispos y cardenales de nueve países amazónicos votarán sobre un documento final en donde sintetizarán propuestas para proteger mejor a la selva amazónica y atender las necesidades de sus pueblos indígenas.
Las propuestas más controversiales incluyen si los hombres casados pueden ordenarse sacerdotes para atender la escasez de clérigos en esa región, en donde las comunidades aisladas pueden pasar meses sin escuchar misa.
También se debatió si las mujeres quienes ya realizan la mayor parte del trabajo eclesiástico podrían ordenarse diaconas en un nuevo rito amazónico que considera la espiritualidad única de la fe de la Amazonía y su relación con la naturaleza.
Varios obispos amazónicos expresaron apoyo a ambas propuestas, que podrían representar un cambio radical de la tradición católica de cientos de años. Sin embargo, los cardenales de Vaticano que también son miembros con derecho a voto del sínodo pidieron cautela e insistieron en el obsequio y valor del sacerdocio célibe.
El robo lo perpetraron católicos conservadores y tradicionalistas que consideran que las estatuas son ídolos paganos que no tenían lugar en el altar de una iglesia católica, mucho menos de ser utilizadas en ceremonias oficiales del Vaticano.
Las estatuas en realidad provocaron indignación al iniciar el sínodo, cuando fueron exhibidas en una ceremonia indígena de siembra de árboles en los jardines del Vaticano a la que asistió Francisco.