Naciones Unidas/EFEUSA
El jefe de la ONU, António Guterres, abrió este lunes la Cumbre de Acción Climática con un mensaje de urgencia, pero también de esperanza: «Nos estamos quedando sin tiempo, pero aún no es demasiado tarde».
«La emergencia climática es una carrera que estamos perdiendo, pero es una carrera que podemos ganar. La crisis climática está causada por nosotros y las soluciones deben venir de nosotros. Tenemos las herramientas: la tecnología está de nuestro lado», dijo Guterres en un discurso ante decenas de líderes internacionales.
El secretario general de Naciones Unidas insistió en que la cita de este lunes no es una Cumbre ni de discursos ni de negociaciones, sino una reunión para la «acción» que debe mostrar compromisos concretos.
En la Cumbre de Acción Climática está previsto que intervengan unos 60 jefes de Estado y de Gobierno, que junto a autoridades locales y regionales y responsables de empresas presentarán nuevos planes que han desarrollado de forma individual o en coaliciones.
«Mi generación ha fallado en su responsabilidad de proteger nuestro planeta. Eso debe cambiar», dijo Guterres en la primera intervención de la Cumbre, en la que alabó la movilización de los jóvenes en las calles.
«Los jóvenes están ofreciendo soluciones, insistiendo en la responsabilidad, demandando acciones urgentes. Hacen lo correcto», insistió.
El secretario general de la ONU señaló los recientes desastres naturales en varios países como Bahamas y las temperaturas récord que se registran a nivel global como un adelanto del futuro que está por venir si no hay un cambio de rumbo.
«La naturaleza está enfadada. Y nos engañamos a nosotros mismos si creemos que podemos engañar a la naturaleza, porque la naturaleza siempre contraataca. En todo el mundo, la naturaleza está devolviendo el golpe con furia», dijo.
Guterres admitió que la respuesta al cambio climático requiere de «transformaciones fundamentales» en todos los aspectos de la sociedad, unos cambios que tendrán costes, pero insistió en que el mayor coste es el de «no hacer nada».
El diplomático portugués puso el foco, especialmente, en la necesidad de acabar con los subsidios a los combustibles fósiles y en la importancia de dejar de construir más y más centrales de carbón.
«Es hora de mover los impuestos de los salarios al carbono y de gravar la contaminación, no a la gente», defendió.
Guterres urgió además a cumplir con los objetivos de reducir las emisiones en un 45 % para 2030 y de lograr la neutralidad del carbono para 2050, con el fin de limitar para final de siglo la subida de la temperatura a un máximo de 1,5 grados centígrados.