Por DAVID KOENIG
Un hombre que perdió a su esposa, suegra y tres niños en la caída de un 737 Max en Etiopía dice que Boeing debería desechar el avión y los directivos de la empresa deberían responder a acusaciones criminales.
Paul Njoroge, quien debe declarar ante el Congreso en Washington mañana dijo en una entrevista que deberían haber prohibido volar los aviones 737 Max después de una caída fatal frente a la costa de Indonesia en octubre. Pero siguieron volando hasta que otro cayó cinco meses después cerca de Addis Abeba, Etiopía, lo que causó la muerte de 157 personas.
Si Boeing y la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA por sus siglas en inglés) hubieran cumplido con sus deberes, “se hubiera prohibido volar esos aviones en noviembre y hoy yo estaría disfrutando del verano con mi familia, estaría jugando al fútbol con mi hijo”.
Njoroge será el primer familiar de cualquiera de los 346 muertos en los dos siniestros que declarará ante el Congreso. Lo acompañará Michael Stumo, cuya hija Samya murió en la caída del avión de Ethiopian Airlines el 10 de marzo. El Max no ha vuelto a volar desde poco después de esa caída y no está claro cuándo recuperará su certificación.
En una declaración a la subcomisión de aviación de la cámara baja, Njoroge dijo que los familiares de las víctimas tienen varios reclamos que se deben cumplir antes de que el Max pueda volver a volar, entre ellos una nueva revisión exhaustiva por parte de los reguladores.