Manifestantes protestan la separación de familias en la frontera EE. UU. -México, en el parque Alice Hope Wilson en Brownsville, Texas. FOTO LA HORA/DENISE CATHEY/THE BROWNSVILLE HERALD VÍA AP

POR ASTRID GALVAN/AP
PHOENIX

Al multiplicarse las historias de miseria y sobrepoblación en las instalaciones de detención de migrantes en la frontera, un grupo se destaca por su extrema vulnerabilidad: las madres y embarazadas adolescentes no acompañadas por sus propios padres.

Los defensores y abogados de los inmigrantes dicen que las jóvenes no reciben un trato especial, encerradas en instalaciones tan atestadas que los migrantes deben dormir en el suelo o permanecer de pie durante días. El resultado es que están desnutridas, la higiene es insuficiente y los bebés se enferman.

Sus penurias no finalizan cuando las liberan, lo que solo puede suceder cuando un patrocinador aprobado _generalmente un familiar_ les da alojamiento mientras su caso desenvuelve en las cortes. Dada su falta de estatus legal y de medios para pagar guarderías, les es casi imposible conseguir trabajo, y la batalla para obtener la legalidad se hace cuesta arriba aunque sus hijos sean ciudadanos estadounidenses.

“El común de los menores no acompañados enfrenta tantos retos, como falta de acceso a representación legal, educación, apoyo, tratamiento de salud mental”, dijo Priya Konings, subdirectora de servicios legales de Kids in Need of Defense (chicos que necesitan defensa), que ayuda a los menores no acompañados. “Cuando eso se combina con ser una joven madre o estar embarazada, todo se vuelve doblemente difícil”.

El escandaloso descubrimiento por un abogado el mes pasado de una niña enferma de 17 años que acunaba a una beba evidentemente prematura en un centro de detención provocó indignación generalizada y puso de relieve las dificultades que enfrentan las adolescentes. La madre había tenido una cesárea de emergencia en México a principios de mayo y había cruzado la frontera con su beba el 4 de junio. Los abogados la descubrieron sentada en una silla de ruedas, presa de un dolor extremo.

La niña y el bebé evolucionan bien después de salir de las instalaciones en McAllen, Texas, donde las habían encerrado, dijo su abogada, Hope Frye.

“Están en un lugar seguro y la beba es la favorita de todos”, dijo Frye.

Las agencias de inmigración se debaten en la necesidad de manejar un flujo creciente de migrantes que ingresan sin autorización desde México y van a parar a las instalaciones mal preparadas y cada vez más abrumadas de la policía de aduanas y protección fronteriza CBP, la primera agencia que los toma a su cargo. Se supone que CBP debe entregar a los niños no acompañados a Salud y Servicios Humanos _que contrata refugios_ en 72 horas, pero la sobrepoblación es tal que a veces los niños pasan semanas en instalaciones de detención.

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