El cardenal Daniel DiNardo, derecha, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU., y José Gómez, arzobispo de Los Ángeles en una sesión de trabajo matutina. FOTO LA HORA/JOSE LUIS MAGANA/AP

POR REGINA GARCIA CANO Y DAVID CRARY/AP
BALTIMORE

Los obispos católicos estadounidenses iniciaron hoy una reunión nacional bajo la presión de tener que responder a la crisis creciente de abusos sexuales contra menores de edad, que ha debilitado a la Iglesia.

Los prelados “enfrentan la tarea de desarraigar el mal del abuso sexual de la Iglesia”, afirmó el cardenal Daniel DiNardo, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, al iniciar la reunión de cuatro días.

Las deliberaciones se guiarán por una ley promulgada por el Papa Francisco el 9 de mayo, que obliga a sacerdotes y monjas en todo el mundo a denunciar a las autoridades eclesiásticas, tanto por los abusos como por el encubrimiento por sus superiores. También obliga a informar al Vaticano y a un prelado supervisor de las denuncias contra los obispos.

La agenda en Baltimore incluye la propuesta de crear una entidad independiente, externa a la Iglesia, para revisar las denuncias de abusos.

Francesco Cesareo, presidente de una junta nacional de revisión de abusos sexuales creada por los obispos, dijo en la sesión inicial que la participación de los laicos es crucial para recuperar la confianza de los feligreses.

Dijo que incomoda a la junta “permitir que los obispos revisen las denuncias contra otros obispos: esto significa esencialmente que los obispos vigilan a los obispos”.

Cesareo dijo que el año anterior fue “un período de sufrimientos intensos” para la Iglesia.

“Nos encontramos en un punto de inflexión, un momento crucial en nuestra historia, que determinará en muchos sentidos la futura relevancia de la Iglesia y si se podrá o no restaurar la confianza en su liderazgo”.

Una encuesta nacional difundida hoy por el Centro de Investigaciones Pew revela la magnitud del desencanto entre los católicos estadounidenses. De acuerdo con el sondeo realizado en marzo, uno de cada cuatro católicos dice que ha reducido su asistencia a misa y sus donaciones debido a la crisis de los abusos, y apenas el 36 por ciento considera que los obispos respondieron de manera buena o excelente.

Según el Centro de Investigaciones Aplicadas del Apostolado, una fuente prestigiosa de datos relacionados con el catolicismo, el 45 por ciento de los católicos asistieron a misa una vez por mes en 2018, comparado con el 57 por ciento en 1990.

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