Por TERRY TANG
Agencia AP

Una mujer blanca que promocionaba su restaurante en la ciudad de Nueva York por ofrecer una comida «limpia» de inspiración china se ha vuelto la restaurantera más reciente en ser acusada de abusar de los estereotipos gastronómicos y de la apropiación cultural.

La propietaria del restaurante Lucky Lee’s también se burló de los platos chinos diciendo que nadan en «trozos de mantequilla procesada «, sodio y glutamato monosódico.

Llovieron las críticas en línea contra el restaurante, alegando que su manera de promoverse se basó en prejuicios cansados y racistas de que la comida china es antihigiénica o grotesca.

El caso del comedor, que se inauguró días atrás en Greenwich Village, reavivó el debate en Estados Unidos sobre cómo los chefs deben manejar la gastronomía de una cultura que no es la suya.

Arielle Haspel, que es blanca y una instructora certificada de salud, dijo al sitio web de restaurantes Eater que ella quería ofrecer versiones modificadas y «limpias» de los platos típicos chinos. En un mensaje en Instagram, Haspel dijo que un plato de fideos chinos, lo mein, puede hacer que la gente se sienta «inflada y apestosa».

Los críticos en línea se abalanzaron contra Haspel, entre ellos el escritor neoyorquino Eddie Huang, quien descalificó la comida de Lucky Lee’s como «el Fyre Fest de la comida y el ‘bienestar'», en la página del restaurante en Instagram.

Fyre Fest alude al fallido Festival Fyre, que supuestamente iba a ofrecer alimentos, música y hospedaje de lujo en el segundo trimestre de 2017 en una isla bahameña. En lugar de villas lujosas y comidas gourmet, los asistentes al festival recibieron sándwiches preempacados y tiendas de campaña como alojamiento.

Haspel se disculpó posteriormente, pero sus comentarios constituyen el error más reciente de varios restauranteros y chefs de televisión que han sido criticados por su insensibilidad al lidiar con la comida de una cultura que no es la suya propia.

Robert Ku, profesor de estudios asiático-estadounidenses en la Universidad de Binghampton, Nueva York, dijo que Haspel parecía repetir los viejos estereotipos sobre la falta de higiene o lo grotesco de la cocina china. Fue una falta de consideración particular en Nueva York, donde muchos consumen comida china de manera habitual.

«Son metáforas gastadas que se han adherido a la cocina china más que a cualquier otra», dijo Ku, autor de trabajos sobre la política cultural de la cocina asiática en Estados Unidos. «Su enfoque es el de la salud y la higiene, lo cual implica que los otros no lo son».

Añadió que es un mito que los restaurantes chinos en Estados Unidos usen glutamato monosódico. La mayoría lo eliminaron de sus cocinas en la década de 1970.

Haspel ofreció disculpas en una entrevista con el New York Times. Previamente había reconocido la indignación a través de Instagram y prometido escuchar y reflexionar sobre la reacción de la gente. No respondió a los pedidos de declaraciones de la AP.

También han sido fustigados chefs blancos como Andrew Zimmern y Gordon Ramsay por sus respectivos restaurantes asiáticos, que incluyen en sus nombres el adjetivo «lucky» (afortunado). Esa palabra es un estereotipo en los restaurantes de comida asiática en países angloparlantes.

Zimmern dijo en una entrevista el año pasado que su restaurante Lucky Cricket en Minnesota salvaba las almas de la gente que come en «restaurantes (grosería) que se hacen pasar por cocina china» en la región. Posteriormente ofreció disculpas.

El británico Ramsay inaugurará su restaurante Lucky Cat, de inspiración japonesa, en Londres a mediados de año. Dijo en un comunicado de prensa en febrero que su restaurante sería «revolucionario» y «auténtico», pero muchos advirtieron la ausencia de asiáticos en los puestos ejecutivos clave de la empresa.

Por el otro lado, algunos chefs han ganado fama de visionarios por la mezcla de cocinas. Roy Choi elevó la categoría de los puestos callejeros con su Kogi BBQ en Los Ángeles en 2008. Choi combinó sus raíces coreanas con las tortillas para crear bocadillos deliciosos como tacos de costillas a la coreana.

Oponerse a la apropiación cultural no significa necesariamente a que alguien cocine por fuera de su propio grupo étnico o cultural, dijo el profesor Ku, pero el límite suele ser borroso entre apropiación y apreciación.

«La gente reacciona contra el concepto de que ‘durante generaciones, los chinos en Estados Unidos hicieron cosas, pero horriblemente mal. Como persona blanca, yo puedo hacerlo mejor'», dijo Ku.

El restaurantero neoyorquino Stratis Morfogen, de ascendencia griega, no se preocupa por las acusaciones de apropiación cultural contra su casa de asados por sus productos de inspiración china.

Brooklyn Chop House, que abrió sus puertas el otoño pasado, ofrece hamburguesas con queso, pastrami y sopa de cebolla francesa con albóndigas chinas. Morfogen está colaborando con la cantante Patti LaBelle para llevar ese último guiso a los pasillos de alimentos congelados de los supermercados, envasado en vaporizadores de bambú reutilizables.

«Si la gente no avanzara, no innovara o no creara y fusionara diferentes culturas, el paisaje culinario sería bastante aburrido», comentó Morfogen.

Morfogen da empleo a más de 15 chefs chinos en sus restaurantes y uno de sus socios es un chef chino. Cree que los dueños de restaurantes preocupados por caer en estereotipos de manera inadvertida sólo tienen que pensarlo dos veces antes de hablar.

«Realmente creo que esas palabras son insensibles y lastiman a la gente», apuntó Morfogen. «No creo que eso sea lo que la comida debe ser. Creo que la comida es para unir a todas las culturas y respetarse mutuamente».

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