Por PETER PRENGAMAN y MAURICIO SAVARESE
RÍO DE JANEIRO
Agencia (AP)
El gobierno del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, tiene previsto subastar siete campos petrolíferos en alta mar en el nordeste del país, pese a la recomendación en contra de los analistas del principal organismo medioambiental de Brasil, según documentos a los que tuvo acceso “The Associated Press”.
Los ecologistas afirman que es el último ejemplo de cómo Bolsonaro, que hizo campaña con promesas de revivir la economía más grande de Latinoamérica reduciendo las trabas burocráticas, está ignorando advertencias y evidencias científicas en nombre del progreso. La noticia llega en un momento en el que Brasil, uno de los mayores productores de petróleo y consumidores de energía del mundo, avanza en la privatización de varias industrias, como las prospecciones en alta mar.
“No hay necesidad de explorar estas zonas”, dijo Carlos Rittle, secretario ejecutivo del grupo medioambiental Climate Observatory. “Esta decisión está en línea con un gobierno que ve el medio ambiente como un obstáculo”.
El instituto medioambiental brasileño, conocido por sus siglas IBAMA, vigila el cumplimiento de la legislación y aspira a fomentar el uso sostenible de los recursos naturales. Sus analistas desaconsejaron buscar crudo en siete de los 42 campos petrolíferos que sacó a subasta en marzo el organismo regulador Agencia Brasileña de Petróleo.
Tres de los campos a subasta en octubre están en la cuenca del Jacuipe y cuatro en la región de Camamu-Almada, ambas en aguas del estado nororiental de Bahía.
El nuevo responsable del instituto, Eduardo Bim, rechazó esté análisis, que advertía de que la prospección en “zonas de alta sensibilidad” podría provocar derrames.
El estudio, con fecha del 18 de marzo, también señala que los derrames podrían destruir el ecosistema de las islas Abrolhos, una zona de 913 kilómetros cuadrados (353 millas cuadradas). Cuatro de las cinco islas Abrolhos están en un parque nacional marino con formaciones de coral fuera de lo común, peces tropicales, ballenas, aves marinas, tortugas y delfines.
La controversia dentro del IBAMA fue recogida en un principio por el diario O Estado de S. Paulo. AP pudo acceder a los documentos y verificar su autenticidad.
Los analistas del organismo oficial señalaron que en las zonas a subasta nunca se han hecho prospecciones, lo que requiere más “estudios estratégicos que podrían evaluar la aptitud del área”. Esos estudios, según el análisis, son necesarios para dar “más protección legal” a los inversionistas en caso de un accidente.
Los analistas también escribieron que un derrame podría llegar a la costa y al archipiélago en dos días, y las autoridades no estarían preparadas para responder de forma rápida ni adecuada para proteger la vida marina.
“A eso se suma el hecho de que el impacto de un vertido de grandes proporciones en manglares y corales es en general irreversible, perjudicando la economía y la salud local”, indicó el documento.
En respuesta, Bim indicó en una misiva al Ministerio de Medio Ambiente, con fecha del 1 de abril, que no ve “la necesidad de la exclusión de los (siete) campos como sugiere la información técnica”. No detalló por qué creía que podía ignorar las advertencias.
En un comunicado, IBAMA indicó que, junto con los ministerios de Medio Ambiente y Energía, estaba de acuerdo en que la subasta era viable. La operación “no implica ni la autorización automática para extraer gas y petróleo ni la anticipación del resultado del trámite de licencias medioambientales”. El instituto indicó que aun así se solicitarían estudios sobre posibles derrames.
El comunicado también indicó que se han hecho subastas antes en campos petrolíferos más cercanos al parque marino de Abrolhos que los ofrecidos en la subasta.
Carlos Minc, ministro brasileño de Medio Ambiente entre 2008 y 2010, dijo que había bloqueado intentos de buscar crudo cerca de Abrolhos porque la migración de ballenas y delfines en la zona se vería afectada por el tráfico marítimo.
“Las ballenas jorobadas salieron de la lista de animales en peligro de extinción por esto. ¿Cómo puede Brasil dar este paso atrás?”, preguntó Minc. “Tenemos que impedirles que destruyan nuestra biodiversidad marina en nombre de los beneficios”.
Brasil es el noveno productor de petróleo del mundo y el tercero de las Américas, según la Administración de Información de Energía de Estados Unidos. El país produjo en 2016 3,24 millones de barriles al día de petróleo y otros derivados. Brasil es también el octavo consumidor de energía más grande del mundo.
Bolsonaro ha dicho con frecuencia que las regulaciones medioambientales no deben bloquear los negocios. Antes de asumir el cargo el 1 de enero, prometió sacar a Brasil del Acuerdo de París contra el cambio climático. Después ha reculado, indicando que Brasil permanecerá en el acuerdo.
AP reportó este mes que el gobierno de Bolsonaro pretende hacer cambios drásticos en un consejo que supervisa la política medioambiental del país, reemplazando un amplio comité por un pequeño grupo de cargos políticos.
Bim y el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, están entre los autores del plan.
Según el proyecto, el IBAMA asumiría las competencias de la agencia federal que protege las zonas de conservación como parques nacionales y reservas biológicas, como el parque marítimo de Abrolhos que se vería amenazado por campos petrolíferos.
Bim, Salles y los demás autores del proyecto indicaron en el texto que la reforma es necesaria para agilizar la gobernanza medioambiental y “evitar interferencia internacional” en Brasil.