Madrid/Europa Press
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha respondido hoy a la oferta de mediación que su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, lanzó el sábado a varios mandatarios regionales, incluido él, si bien ha insistido en que cualquier diálogo debe contar con el respaldo de la oposición venezolana, que se ha negado tajantemente.
Durante la manifestación oficialista del sábado en Caracas, Maduro apeló a los presidentes de México, Uruguay y Bolivia, así como a los primeros ministros de los 14 países que integran la Comunidad del Caribe (CARICOM), para que reactiven el llamado mecanismo de Montevideo, que aboga por un nuevo diálogo entre las partes.
«Nosotros hemos propuesto que las partes se sienten a dialogar porque eso es lo mejor, buscar una salida pacífica al conflicto de Venezuela», ha dicho López Obrador en la rueda de prensa diaria en Los Pinos al ser preguntado sobre la oferta de Maduro.
El líder izquierdista ha asegurado que «México tiene las puertas abiertas para que se busque una vía pacífica». «Solo que se necesita del acuerdo de las partes. En este caso, tiene que haber también aceptación del grupo opositor», ha matizado.
López Obrador ha explicado que, aunque «es parte de la tradición en la política exterior de México» ayudar a la solución pacífica de las controversias, «lo demás es apegarnos también a los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos».
Así, ha afirmado que, en la hipótesis de que tanto el Gobierno de Maduro como la oposición venezolana accedieran a sentarse de nuevo a la mesa de negociaciones, «existe esta posibilidad de abrir un diálogo en México para buscar una salida pacífica al conflicto de Venezuela».
Gobierno y oposición han intentado numerosos diálogos en estos años de crisis política y económica en Venezuela pero ninguno ha tenido éxito. Maduro ofreció tras las elecciones presidenciales del 20 de mayo retomar las conversaciones, pero sus detractores se negaron esgrimiendo que el Ejecutivo usa estos contactos como maniobra de distracción.
La crisis venezolana se agudizó el 10 de enero a raíz de la decisión de Maduro de iniciar un segundo mandato que no reconocen ni la oposición ni gran parte de la comunidad internacional por considerar que las elecciones presidenciales del 20 de mayo fueron un fraude.
El 23 de enero, el líder opositor Juan Guaidó se autoproclamó «presidente encargado» de Venezuela obteniendo el reconocimiento de buena parte de la comunidad internacional, incluidos Estados Unidos, la mayoría de países latinoamericanos y numerosos europeos, para que gestione una transición pacífica que culmine con nuevas elecciones.
Cuba, Nicaragua y Bolivia, así como China o Rusia, entre otros, se han posicionado claramente con Maduro, mientras que México y Uruguay han apostado por una tercera vía que implica reanudar el diálogo bajo ciertas condiciones para garantizar que esta vez consiga su objetivo.