Por CHRISTOPHER TORCHIA
CARACAS
Agencia (AP)
Venezuela amaneció nuevamente a oscuras debido a los repetidos cortes eléctricos que desde hace dos días afectan a la mayoría de la población, mientras el gobierno intenta restablecer el servicio luego del peor apagón en la historia del país y denuncia que al menos uno de los más recientes cortes de energía se produjo luego de un ataque con arma de fuego a una instalación eléctrica.
En Caracas muchos residentes buscaban agua ayer después de que sus grifos se secaran debido a fallas que mantienen paralizados los sistemas de acueductos.
El gobierno de Nicolás Maduro dijo que las escuelas, oficinas estatales e industrias permanecerán cerradas.
Maduro ha acusado a Estados Unidos y a la oposición de sabotear el viejo y deteriorado sistema eléctrico. Los funcionarios estadounidenses y el líder opositor Juan Guaidó dicen que la acusación es un intento por desviar la atención de la mala gestión del gobierno
Guaidó rechazó las acusaciones y afirmó que Maduro niega su responsabilidad y pretende dividir a los que lo adversan. “Venezuela amanece oscura, de nuevo, producto de un régimen ineficiente, corrupto, ladrón y como venezolanos todos sentimos la angustia, como venezolanos todos sentimos esa especie de frustración», enfatizó.
El líder opositor pidió a los venezolanos mantenerse movilizados a pesar de los apagones y convocó a los venezolanos a concentrarse el sábado en las calles para protestar por las fallas eléctricas.
“No podemos quedarnos como actores pasivos cada vez que se vaya la luz; mínimo sacar una cacerola. Vamos a reunirnos en las calles de Venezuela mientras no haya luz», agregó Guaidó en una alocución dada en la sede del partido opositor Acción Democrática en el oeste de Caracas.
Ayer, la gente gritaba de ira en la calle y algunos tocaban cacerolas en las ventanas de sus apartamentos luego que se produjera un nuevo corte de energía. Muchos gritaban groserías y maldiciones dirigidas a Maduro.
Poco después, en una declaración telefónica difundida por la televisión estatal, Maduro denunció un supuesto ataque con fúsil contra una subestación localizada en las cercanías de la central hidroeléctrica de Guri, que habría un incendio y provocado el segundo apagón del lunes.
Agregó que la «prioridad» de su gobierno es recuperar las instalaciones dañadas y reanudar el servicio en todo el país, por lo que decidió prolongar por tercer día consecutivo la suspensión de las actividades laborales y educativas, medida que apunta a reducir la demanda de energía.
Desde Washington, su esposa, Fabiana Rosales, descartó anoche la posibilidad de mudarse al extranjero para preservar su seguridad y la de su familia.
“Para mí no es un escenario estar fuera de mi casa. Yo tengo un lugar y está en Caracas, al lado de Juan”, dijo a reporteros tras ofrecer una conferencia en el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS por sus siglas en inglés).
Horas después de reunirse con el presidente Donald Trump en la Casa Blanca, Rosales agregó que su gira internacional puede prolongarse de concretarse nuevas invitaciones pero aseguró que tiene “un pasaje de regreso” a Venezuela en una fecha que no precisó.
Pocas tiendas en Caracas abrieron y muchas calles estaban despejadas. La luz regresó en algunas áreas en la noche del martes sólo para volver a apagarse en la madrugada del miércoles, frustrando a los residentes que se preguntan cuánto tiempo tendrán que soportar la segunda ronda de cortes desde el 7 de marzo, cuando un gran apagón nacional se extendió por cuatro días.
«Cuánta indolencia y crueldad, este pueblo no se lo merece. Maduro debería irse y ya», dijo Alfredo Palacios, un comerciante de 36 años que portaba junto a su suegro cuatro recipientes herméticos que acaban de llenar en uno de los muchos riachuelos que bajan por las laderas de las montañas del Parque Nacional Waraira Repano que separa a Caracas del Mar Caribe.
La mayoría de las personas que deambulaban por el centro de Caracas se quejaban de que no había agua potable en las pocas tiendas minoristas y supermercados que abrieron en vecindarios dispersos que tenían electricidad.
Algunos comerciantes, en tanto, temen que los apagones los hagan perder toda su mercancía.
Anaís Marquina, dueña de una panadería, dijo que el comercio estaba paralizado porque muchas personas no pueden movilizarse debido a que están fuera de servicio los trenes subterráneos, lo que agrava la ya endémica ausencia de autobuses, muchos de ellos paralizados por la falta de repuestos elementales como baterías y neumáticos que escasean por la severa crisis económica que azota al país.
La corporación estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) en un comunicado garantizó la distribución y expendio de combustible en todo el país, pese a los apagones.
A lo largo de la capital venezolana se podían ver en la mañana del miércoles numerosas estaciones de gasolina fuera de servicio. Apenas un puñado de las gasolineras –que tenían generadores de electricidad o estaban localizadas en sectores donde regresó la energía– operaban-
PDVSA también anunció que activó un plan especial de suministro para «garantizar» el funcionamiento de los generadores eléctricos en el sistema de salud del país.
Después del gran apagón del 7 de marzo la situación se ha vuelto cada vez más desesperante para muchos venezolanos. Incluso se han registrado saqueos de negocios en la ciudad de Maracaibo.
Los apagones disminuyeron casi una semana después, pero muchas áreas solo han tenido energía de manera intermitente incluso después de que el gobierno dijo que el problema estaba resuelto.